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La Loot light

Por: Amylkar D. Acosta M1

Después de tantas idas y venidas, tantas vueltas y revueltas, está a punto de aprobarse el proyecto de Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial (LOOT) que cursa en el Congreso y todo indica que su aprobación final será una especie de parto de los montes. Y no lo decimos a humo de paja, sino por el hecho de que después del compromiso adquirido por el entonces candidato Santos con la región Caribe de darle viabilidad a las regiones como entidades territoriales, esta se ha ido difuminando paulatinamente a través de las ponencias en su trámite legislativo.
Empecemos por decir que en el proyecto de marras se concibe la región con un criterio reduccionista, meramente territorial, cuando es mucho más que eso, involucra elementos económicos, sociales y culturales de hondo calado, que son en últimas los que la identifican y no propiamente el territorio en el que se asienta la población que hace parte de ella. Lo que para ellos son “pedazos” de territorio, para nosotros son las Regiones con mayúscula que reconoce la propia Constitución en su artículo 286,  a las cuales puede darle la Ley el carácter de entidades territoriales (RET), como lo prescribe la Carta. Y a ello es a lo que aspiran las regiones, empezando por el Caribe colombiano. No nos cansamos de repetirlo, Colombia es un país de regiones, estas no son una entelequia, son una realidad que no puede seguirse ignorando o viendo en ellas una amenaza a la integridad de la República unitaria.
No es aceptable, entonces, que se pretendan suplantar las regiones para efectos de su planificación o gestión administrativa por el difuso concepto de la asociatividad entre los departamentos para fines muy concretos como puede ser una obra de beneficio común. De lo que se trata es de darle entidad y consistencia a las regiones para que estas puedan cumplir su rol, la sola asociatividad no la garantiza. Este fue el sentido del Voto Caribe, por el cual más de 2.5 millones de sufragantes depositaron su voto, convirtiéndose en un mandato ciudadano, el mismo que ahora se pretende eludir olímpicamente. El texto de la papeleta que depositaron no deja lugar a dudas: se votó por “la constitución de la Región Caribe como entidad territorial de derecho público, con autonomía para la gestión de sus intereses, que promueva el desarrollo económico y social de nuestro territorio dentro del Estado y la Constitución colombiana”. Más claro no canta un gallo. Huelga decir que para que unos y otros departamentos se puedan asociar para estos u otros fines no hace falta una ley orgánica, ni siquiera una ley ordinaria; sus titulares están facultados para ello y de hecho hay un sinnúmero de ejemplos al canto de tales asociaciones, para las cuales solo es menester la voluntad política. Están, entonces, gastando pólvora en gallinazos; como se dice coloquialmente, están botando corriente.
En el entendido que para poder avanzar en el propósito de darles el carácter de entidades territoriales a la región Caribe y a las demás regiones del país se requiere el paso previo de la expedición largamente aplazada de la LOOT, fincamos todas nuestras esperanzas en su pronta aprobación por parte del Congreso. Y a ello se comprometieron solemnemente tanto el Presidente Santos como el Ministro del Interior y Justicia Germán Vargas, así como también los congresistas de la región. En aras de que este proyecto de LOOT no corriera la misma suerte de los 18 frustrados intentos anteriores sus promotores nos allanamos a que la misma fuera una ley de mínimos. Pero, a los ponentes se les fue la mano y hemos terminado a la postre con una de máximas, pues se limita a transcribir textualmente lo prescrito en la Constitución, sin avanzar un ápice en su desarrollo que es la función propia del Congreso. Por ello compartimos la opinión del Senador del Partido Verde Jorge Londoño, cuando advierte que “no tiene razón de ser la expedición de una ley que ordene que otra ley debe regular la materia que se supone está regulando”. Esta es una forma de gatopardismo: algo debe cambiar para que todo siga igual!

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