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La locomotora minera atropella el Medio Ambiente

Se está pensando en desviar el curso del afluente San Antonio en el municipio de La Jagua de Ibirico (Cesar) para posibilitar la extracción de carbón. Lo primero es preguntarse si el auge minero ha convenido a los amigos jagueros. Este arroyo en otrora fue objeto de explotación ilegal de material de arrastre y hoy está en la mira de las multinacionales. Un rápido vistazo nos muestra que el daño ambiental en la zona, provocado por el polvillo del carbón ha sido la causa de enfermedades respiratorias endémicas.

La mano de obra generada, no es ni con mucho la esperada, y son muchos los operarios de las multinacionales que, después de haber prestado sus servicios por años, son despedidos inmisericordemente sin derecho a una indemnización, por las enfermedades profesionales que padecen, los precios internacionales por tonelada métrica de carbón, en este momento no son los mejores, las regalías solo han servido para aumentar los niveles de corrupción, gracias a ellas, el costo de vida se ha disparado situación que se ve reflejada en los arrendamientos de inmuebles y en los víveres, todo ello sin mencionar situaciones tales como prostitución, incluso en menores de edad, inseguridad y un sinnúmero de obras inconclusas más conocidas como elefantes blancos, con inversiones de miles de millones de pesos, que en el caso de La Jagua de Ibirico proliferan y han dejado a muchos alcaldes condenados por celebración indebida de contratos y peculados.

Ahora bien, las consecuencias ambientales que traería consigo esté atentado contra la naturaleza, son inconmensurables, pues muy probablemente este afluente estaría condenado a morir irremediablemente, pero no será el único baldón que caiga sobre el municipio de La Jagua, pues también estará condenado a la sed perpetua, por la falta de agua para el consumo humano, la agricultura y la ganadería. Es la tragedia que le espera a estos cesarenses, si no se hace algo por la defensa del medio ambiente. El Partido Verde ya alzó su voz de protesta pero hace falta que todas las fuerzas vivas del Departamento se opongan a este desastre ecológico en ciernes.

La locomotora minera es pues, la apuesta que hace el gobierno para el desarrollo económico del país, pero no puede haber progreso a costa de nuestros recursos hídricos, pues sería tanto como hipotecar nuestro futuro y el futuro de las generaciones venideras.

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Dario_Arregoces: