La Línea Negra de la Sierra Nevada de Santa Marta es un territorio sagrado para los pueblos indígenas Arhuaco, Kogui, Wiwa y Kankuamo. Este espacio ha sido objeto de reconocimiento y protección a través del Decreto 1500 de 2018, que redefine el territorio ancestral de estas comunidades y establece un marco legal para la conservación de sus sitios sagrados.
Recientemente, Diego Zárrate-Charry, director de conservación de ProCAT, una organización dedicada a la investigación y conservación de ecosistemas, estuvo en Valledupar para hablar sobre las especies en peligro de extinción que habitan en estos sitios sagrados, en la conferencia-taller organizada por el Centro Cultural Banco de la República llamada “Monitoreo comunitario aplicado a procesos de toma de decisión y conservación en paisajes amenazados en el Caribe Colombiano”.
Zárrate-Charry ha dedicado la última década a estudiar el ecosistema de su “amada Sierra Nevada de Santa Marta”. En su charla con EL PILÓN, explicó que “la Línea Negra es la base del territorio ancestral”, esta línea representa la conexión entre el mundo material y los principios espirituales del origen de la vida, garantizando las interrelaciones del territorio, cultura y naturaleza.
Sistema de espacios sagrados
El sistema de espacios sagrados en la Línea Negra abarca zonas interconectadas donde se encuentran los códigos ancestrales de la Ley de Origen. Estos espacios sagrados buscan proteger la fauna y flora del territorio, ya que ordenan y garantizan prácticas ambientales, culturales y espirituales. Zárrate-Charry enfatiza que “los sitios sagrados son fundamentales para los cuatro grupos indígenas, donde se llevan a cabo ceremonias y pagamentos esenciales para mantener el equilibrio espiritual con su entorno”.
Sin embargo, muchos de estos sitios están ubicados en terrenos privados y fuera del límite de su resguardo. Esto ha llevado a una transformación del paisaje, con áreas dedicadas al cultivo de palma, banano, ganadería y turismo. “Hay sitios que están en zonas de palma, en zonas de banano, zonas de turismo o ciudades, etc. De hecho, tuve la posibilidad de conocer uno que está en la mitad de Riohacha y pues ancestralmente ahí había una laguna, pero esa laguna se secó y ellos siguen haciendo el pagamento, así hay muchos todavía que están en un buen estado de conservación. Hace como 4 años, el gobierno Santos les dio un decreto, que dijo: ‘oiga, ese espacio es sagrado y ese espacio se debe manejar’”, explica el biólogo.
Desafíos legales y ambientales
El Decreto 1500 fue sancionado tras un proceso consultivo con las comunidades indígenas y amplió el número de sitios sagrados reconocidos en la Línea Negra, pasando de 54 a 348 lugares. Sin embargo, este decreto ha enfrentado desafíos legales desde su promulgación. En 2019, se presentó una demanda ante el Consejo de Estado que busca declararlo nulo, argumentando que no se incluyó la cartografía necesaria ni se realizó una consulta adecuada con las comunidades afrocolombianas.
A pesar de ello, organizaciones como Dejusticia defienden la validez del decreto, revelando su importancia para preservar la identidad cultural y social de los pueblos indígenas, y la región. Zárrate-Charry advierte: “Pero lo que están más afectados son los ecosistemas acuáticos y las especies relacionadas con ellos, casi todos son desembocaduras de ríos o sitios dentro de ríos que son pozos por el estilo madre viejas, que es en donde desemboca el río en el mar, son sitios sagrados ellos los llaman javas y generalmente, pues esos sitios están muy pesados, como están los humedales en el Caribe colombiano. Casi todos esos son sitios sagrados para ellos y pues pegado a eso, el caimán, la tortuga son especies amenazadas”.
La necesidad de protección de la fauna
La situación actual exige una atención urgente hacia la conservación de estos espacios sagrados. Zárrate-Charry menciona que “el reto es entender cómo están estas especies en su entorno y desarrollar estrategias para manejar el aumento del turismo sin comprometer su hábitat. La investigación continúa para determinar qué medidas son necesarias para proteger adecuadamente estas especies en peligro”.
La Línea Negra no solo representa un espacio físico; es un vínculo espiritual que une a las comunidades indígenas con sus raíces ancestrales. Como lo expresa Zárrate-Charry: “si todos esos sitios se mantienen, la montaña se va a mantener”.
Se busca hacer un llamado a la acción a las comunidades para que comprendan la importancia de cuidar la fauna, por ejemplo, estos territorios chocan con los del jaguar, “hemos hecho mucha educación ambiental, lo que más nos ha funcionado ahorita son estrategias de mercado, entonces es como venga entienda que tener el jaguar de vecino puede tener un costo porque se le puede comer un animal, pero que si él está ahí le puede ayudar a que su unidad productiva mejore y eso lo hacemos a través del café entonces con el sello. Lo que hacemos, es venga, si este café es distinto porque tiene bosque,está protegiendo ríos, pero además está protegiendo un jaguar, que es una especie emblemática, pues vendamoslo como café amigo del jaguar”, aclara el biólogo.
Una de las especies en peligro de extinción, recientemente encontradas cerca a Atánquez, es el colibrí. “Por el lado del Magdalena hay una especie de periquito muy muy pequeño, se llama el periquito serrano que es endémico de la Sierra. Principalmente, a ese lado del Magdalena, sabemos que está amenazado, sabemos que no se sabe mucho de él, desde hace tres años. Empezamos a hacer unas expediciones por toda la Sierra para ver, empezamos a ir a distintos sitios, uno de esos sitios fue acá el frente de la Sierra en el Cesar, por Atánquez. En una de esas expediciones nuestro investigador que estaba buscando el periquito, se encontró con un colibrí, le dicen el colibrí serrano, el colibrí ala de sable, bueno, tiene distintos distintos nombres comunes”. Zárrate-Charry explica que no se veía desde hace 10 a 15 años y se pensaba que estaba extinto.
Por: Katlin Navarro Luna /EL PILÓN