El reglazo en la mano, el jalón de orejas, la sentada en la esquina del salón mirando hacia la pared y, en los casos más extremos, la arrodillada en el patio de recreo, eran algunos de los castigos que los abuelos e incluso padres de familia recuerdan de la forma de impartir disciplina en los escenarios escolares.
Esas formas de castigo físico, como parte del proceso educativo, han sido erradicadas de los planteles educativos, pero lo que sí persiste es el uso de palabras inadecuadas y de alguna manera el maltrato psicológico que también va en detrimento de la autoestima de los estudiantes.
Ya hay otras formas más efectivas de enamorar a los jóvenes del estudio, nuevos modelos pedagógicos que han eliminado esos anticuados mecanismos de maltrato físico y psicológico.
Por fortuna, los docentes de hoy son más conscientes de la responsabilidad que se asume en el proceso educativo y por eso realizan diferentes jornadas, curriculares y extracurriculares, para que haya un mayor acercamiento con los alumnos y así poder disciplinarlos mientras potencian su rendimiento.
Hacemos esta reflexión ante la polémica que ha generado el reciente caso de supuesto maltrato de una docente hacia una estudiante de seis años de edad, en la Institución Educativa Bello Horizonte, caso que ya está en manos de la Secretaría de Educación de Valledupar.
Familiares de la menor aseguran que le fue impuesto un castigo severo, según relató la pequeña, al ser arrodillada con las manos hacia arriba durante varias horas en un piso rústico, roce que le maltrató las rodillas. Sin embargo, la docente señalada rechaza las acusaciones. En ese sentido, serán las autoridades las encargadas de establecer si la denuncia es cierta o falsa.
Cierta o falsa, aprovechamos la oportunidad para hacer la siguiente reflexión sobre este caso: la disciplina de los niños no es responsabilidad explicita de los docentes en los colegios, hay una gran tarea para los padres de familia en casa, quienes deben dar ejemplo en ética y valores a sus hijos.
Aunque muchos consideran necesaria la mano dura en los procesos de aprendizaje, no son aceptables los extremos, la idea de que la letra con sangre entra. Consideramos que en el pasado esa estrategia del castigo físico y psicológico pudo haber dado algunos resultados, pero en la actualidad resulta más efectivo inspirar, motivar e incentivar al estudiante con buenos ejemplos, personajes de las diferentes áreas del conocimiento a los que ellos pueden emular.