La inseguridad en Colombia es preocupante, la ola de atracos callejeros no cesa y por el contrario se intensifica. Ante esa situación sigue tomando fuerza la justicia por cuenta propia, cuando personas del común creen que están haciendo justicia al linchar a un delincuente, pero en realidad terminan convertidos en criminales.
La ley penal es clara: se considera un homicidio una acción cuyo resultado final sea la privación de la vida a una persona. Sin embargo, un homicidio puede quedar exento de responsabilidad penal, cuando hay legítima defensa y prevención de un delito más grave que posteriormente tendrá que ser demostrado con pruebas contundentes ante un tribunal, según Colombia Legal Corporation, asesores legales especialistas.
Entonces el interrogante que surge es ¿Sabe la mayoría de ciudadanos cuándo hay exceso y cuándo puede actuar en legítima defensa? La respuesta es compleja, pero lo que sí es claro es que quienes optan por hacer justicia por cuenta propia tienen una elevada percepción de impunidad y desconfianza en las instituciones del Estado. No obstante, no los justificamos pero sí reconocemos que esos factores conducen a los ciudadanos al hastío, frustración y a la ira, que desencadena ese tipo de reacción violenta cada día más común.
Traemos este tema a colación por los constantes casos registrados en Valledupar, donde ayer en menos de dos horas dos presuntos delincuentes resultaron muertos en hechos aislados.
Con el registro noticioso de estos y otros casos, nos atrevemos a señalar que en la capital cesarense hay taxistas, mototaxistas y comerciantes que se han convertido en ajusticiadores que persiguen, capturan y linchan a los delincuentes y en ocasiones a personas inocentes, porque no tienen las herramientas ni los elementos de juicio para establecer la responsabilidad del sospechosos. Hay que entender que sobre toda persona reposa la presunción de inocencia, así sea sorprendida en flagrancia, hasta que no sea vencida en un juicio; por lo que todo delincuente debe ser dejado a disposición de las autoridades competentes. No se nos puede olvidar que en Colombia no existe la pena de muerte.
Por todo lo anterior, hacemos un llamado de atención a la Policía Nacional, a la Fiscalía y Ejército Nacional para que intensifiquen sus esfuerzos en conservar la paz, la sana convivencia y la seguridad ciudadana. Destacamos el trabajo diario de sus integrantes, pero también exigimos más contundencia y efectividad para que la gente no sienta que ley debe llegar por su propia cuenta.
Aprovechamos la oportunidad para reiterar nuestras felicitaciones a la Policía Nacional, que en el departamento del Cesar, bajo la dirección del coronel Mauricio Pedraza Rocha, ayer conmemoró su centésimo vigésimo séptimo aniversario. Nuestro respeto y admiración para esta institución.