El pasado 27 de septiembre, se cumplieron quince años del fallecimiento del insigne y genio del acordeón, Nicolás Elías ‘Colacho’ Mendoza Daza.
Tuve la fortuna de estar muy cerca de ‘Colacho’, por varias razones. Conocí su temple de músico, su condición de padre y esposo, también su nobleza y humildad. Nunca se ufanó de ser el mejor, y lo fue. Diomedes Díaz me lo dijo una vez: “Colacho tiene una grandeza incalculable…”. Jorge Oñate lo define como ‘el maestro del acordeón’.
Varias afinidades me unían a ‘Colacho’. Su esposa Fanny Zuleta era mi tía, el patio de su casa (carrera 13) colindaba con el patio de mi casa (carrera 13ª).
En 1.969 ganó el Festival Vallenato. Tocó con soltura el Son y el Paseo, y fue sencillamente versátil y creativo en la Puya y el Merengue. Sus dedos se movieron como ‘si fueran miel de abeja’, como decía Emiliano Zuleta Baquero del buen acordeonero.
Por su magnífica ejecución del acordeón y su ventaja de interpretación empezaron a llegar a su lado los más famosos compositores e intérpretes del folclor, con cada uno de ellos tuvo amistad, en diferentes épocas: Escalona, Emiliano Zuleta Baquero y sus hijos, Lorenzo Morales, Poncho Cotes, Andrés Becerra, Israel Romero, Miguel López, Jorge Oñate, Juan Muñoz, Carlos Araque, Ángel Sabino Soto, Carlos Noriega (acordeonero de La Paz, quien estuvo preso con Escalona por la composición del Jerre Jerre, acusado por “Sabita” –Sabas Molina), Leandro Díaz, Diomedes Díaz, Juan Manuel Muegues, Toño Salas, Alfredo Gutiérrez, Luís Enrique Martínez, Juan Muñoz, Chico Bolaño, Ovidio Granados Durán, El Chiche Martínez, Ivo Díaz, etc..
‘Colacho’ se abrió camino con su acordeón y vivió todas las épocas del folclor, alternando con los juglares y los nuevos acordeoneros.
En 1987 se coronó como el primer Rey de Reyes, derrotando en franca lid a Alejandro Durán. Esa noche ‘Colacho’ esgrimió toda su cadencia musical, hizo sentir y vibrar tocando el Paseo “La creciente del Cesar” y con la Puya “Cuando el tigre está en la cueva”, alcanzó la cúspide, porque le imprimió alegría a la plaza Alfonso López y le arrancó a su acordeón el sentimiento y rapidez de las notas.
Siempre estuvo en primer lugar cuando grabó sus canciones. Con cada cantante le dio rienda suelta a su acordeón, en las parrandas se encorvaba coqueto, con picardía, para sacarle lo máximo al acordeón.
‘Colacho’ nació en Sabanas de Manuela, La Guajira, el 15 de abril de 1936 y falleció en Valledupar el 27 de septiembre de 2003, después de un infarto en el corazón. Trascendió ese día que uno de los médicos que lo atendían en la clínica se aferró al cuerpo de ‘Colacho’ y gritó: “¡Colacho, tú no te puedes morir todavía!”.
La gran virtud de Colacho fue ser parco en una conversación de política, de la vida cotidiana o de cultura general, pero extremadamente versátil con el acordeón en su pecho, murió en su ley. Por su casa del barrio Obrero en Valledupar desfilaron la mayoría de los acordeoneros buscando sus consejos, su tutoría, yo los veía, como ‘El Cocha’ Molina, el ‘Chiche’ Martínez, Pablo López, Alfredo Gutiérrez y el mismísimo Nafer Durán. Paz en tu tumba ‘Colacho’. Hasta la próxima semana.
Por Aquilino Cotes Zuleta –tiochiro@hotmail.com @tiochiro.