X

La inutilidad del cambio del peso

Está a consideración del Congreso de la República la propuesta de eliminar tres ceros en los pesos y monedas del sistema económico del país. La medida implicaría, en términos sencillos, que mil pesos serían el equivalente a un nuevo peso, dos mil pesos serían dos pesos, y así sucesivamente.
Aparentemente la iniciativa no tendría ningún efecto, desde el punto de vista de los ingresos de las personas y de los precios de los artículos, productos y servicios; en últimas,  se trataría de un cambio meramente formal.
No obstante lo anterior, la modificación si tendría un costo superior a los doscientos veinte mil millones de pesos, según los cálculos del Banco de la República.
Pero, puede valer mucho más ya que implica adecuar toda la contabilidad pública y privada, ajustar todo los sistemas de cajeros electrónicos, registradoras, etc, en un proceso que puede durar unos cuatro años. La iniciativa es del Senador Antonio Guerra de la Espriella, del partido Cambio Radical.
Estos cambios en las denominaciones de las monedas han tenido que realizarlo, por la fuerza de las circunstancias, países como Alemania, a mediados del siglo pasado, y Argentina, Brasil, hace varios años, luego de soportar terribles procesos de hiperinflación que alteraron todo el sistema de pagos y la economía, en su conjunto, hasta generar serios problemas políticos que llevaron a suprimir la democracia y caer en gobiernos dictatoriales.
Por supuesto, sobre esta iniciativa hay que escuchar con atención la posición de destacados economistas expertos en política monetaria, las facultades de economía, como también del sistema financiero, los gremios de la producción, los sindicatos y las agremiaciones de los consumidores, con el fin de conocer a cabalidad sus opiniones sobre los pros y los contras del proyecto de ley en mención.
Sin embargo, consideramos que el mismo es costoso, inconveniente e inoportuno. No se justifica gastarse más de doscientos mil millones de pesos, por parte del Estado, ya que –insistimos-  falta cuantificar cuanto le costaría al sector privado el ajuste de sus contabilidades históricas y actual, mientras el país afronta otro tipo de problemas económicos serios y que requieren estudio, debate y el esfuerzo de todos para superarlos.
El país tiene otro tipo de problemas económicos, está el tema del desempleo, la lucha contra la pobreza, la estabilidad fiscal, el cambio en la distribución de las regalías, el rezago en materia de infraestructura, entre otros; como para distraerse en un cambio formal y estético a una moneda histórica y que no ha representado ningún tipo de problemas como hiperinflación o algo por el estilo.  Por el contrario, Colombia es un país que se ha caracterizado por un manejo prudente, gradual adecuado de su política monetaria, a tal punto que ha sido objeto de estudio por esta condición.
Ojalá los congresistas reaccionen rápidamente para evitar que el país se vea abocado a una nueva ley, una nueva normatividad, que no aporta nada, que le va a representar costos al Estado, a todos los contribuyentes, como también al sector privado, por un cambio formal que no tiene ningún efecto en el sistema de pagos y que, por el contrario, implicaría volver a manejar muchas monedas, hasta de un centavo y también el cambio y la remarcación de todo el sistema de precios de nuestra economía. Es, en últimas, un proyecto inútil, inconveniente y costoso.

Categories: Editorial
admin: