Es de lo primero que se aprende como estudiante de derecho: las normas de la moral y las del derecho son diferentes. Los contenidos morales han inspirado y lo seguirán haciendo a muchas normas de derecho, pero al tiempo en que se trasforman, su valoración ya no será ni debería serlo en el campo moral y sí del derecho. Un ejemplo de esto es el concepto del matrimonio: lo que Dios ha unido ya nadie podrá separarlo, se ha predicado, y eso hizo que en nuestra legislación se ignorara el concepto del divorcio vincular pues eso era “pecado”. Luego ya no fue tan pecado y el estado y la iglesia católica partieron sábanas y hubo divorcio. Lo heterogénea composición de una sociedad impone reglas de contenido universal, que reflejen el sentir colectivo y no individual. Lo que regirá no será lo que tú estimas correcto sino la norma legal impuesta por los órganos legislativos creada conforme a procedimiento preestablecido
La moral es al derecho lo que el capullo a la mariposa, cuando esta toma vuelo porque ya no es capullo, adquiere vida propia, la atadura con el capullo es ninguna. Se mira y valora a la mariposa, el capullo quedó atrás.
Con la interrupción voluntaria o clínica del embarazo ha sucedido lo mismo o algo parecido. Lo primero fue el prohibicionismo absoluto fruto de profundas y seculares convicciones morales y religiosas. Luego y cómo producto necesario se entendió que toda regla tiene excepciones y que existe algo que es la humana razón y las necesidades médicas y nuestras leyes y jurisprudencia, contrapesos morales de por medio, han dicho que hay tres excepciones. Esa es la mariposa, pues el capullo fue el gran debate y la conjunción y ajuste de criterios de lo que sería el contenido material de la regla.
No sigamos atados a la larva y al capullo, esa mariposa voló y a mi parecer eso fue lo que dijo la Corte Constitucional que en reciente decisión y por inhibición dejó intocada la jurisprudencia vigente. En ese estadio la valoración moral o religiosa será válida para quien la acepte pero lo que rige en el mundo del derecho, ese que nos resulta común, son las tres excepciones. Si usted no cree o no las comparte pues no lo haga, pero si alguien lo hace podemos decir con mucha contundencia y claridad que está en todo su derecho.
Qué será lo que viene? No se sabe, el tema es tabú y la verdad es que hay que aproximarse a él con mucha cautela. En lo personal no soy partidario del la libertad absoluta para abortar, tal y cómo existe en varios países, pero ignorar que hay momentos en que la interrupción se impone es el otro extremo que tampoco comparto.
Así que aquí sí que vale aquello de” que ni tan lejos que no lo alumbre ni tan cerca que lo queme”.
La norma del derecho es heterónoma rige a pesar de tu gusto o disgusto con ella. Hay es que cumplirla.