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La inteligencia artificial y el fin de la humanidad

Por Eloy Gutiérrez.

En 1938, un equipo liderado por Otto Hahn y Lise Meitner descubrió la fisión nuclear que bien podría hoy considerarse el preámbulo de la invención o descubrimiento de la energía nuclear, es decir, las motivaciones con las cuales se dio todo el apoyo y la financiación requerida para adelantar las investigaciones y desarrollos futuros de energía no fueron precisamente para facilitar la vida de la humanidad sino que por intervención directa de la industria militar específicamente el departamento de defensa de Estados Unidos terminaron en el desarrollo de la bomba atómica.

El 3 de abril de 1973 el ingeniero Martin Cooper anunciaba, “…El movimiento es inteligencia… Somos nómadas. Integrar el móvil en el cuerpo es serlo más.” Con estas palabras nacía el teléfono celular y se convertiría en uno de los inventos más revolucionarios de la historia donde según datos del 2022 había 8.500 millones de teléfonos celulares en circulación, pero advierta que el teléfono por si solo como invento ya resolvía un problema de comunicación que estaba limitado a un cable fijo en el antiguo teléfono convencional, pero llegaría otro descubrimiento que cambiaría para siempre al mundo y que ya fue mencionada en una anterior columna, y es el proyecto ARPANET del departamento de defensa estadounidense que dio origen al protocolo TCP/IP y con ello a la internet quien junto al teléfono celular abrieron una puerta al mundo hasta la llegada del siguiente jinete del Apocalipsis, Facebook.

En referencia a la red social y quienes hayan seguido la evolución de esta, tendrán la suficiente conciencia como para identificar que una vez las redes sociales cayeron bajo la intervención de la industria militar migraron a armas efectivas de manipulación al punto que hoy el uso de estas se convirtieron en una pandemia incontrolable y sin vacuna aparente como antídoto. En síntesis, los científicos trabajan a pasos agigantados para mantener cada día a la humanidad literalmente pegados a una pantalla en un nivel de idiotización que ya amenaza con limitar la inteligencia humana a poder atarse los cordones de los zapatos.

Nadie podrá negar el enorme aporte que el desarrollo científico y tecnológico ha hecho a la humanidad en campos como la medicina, el transporte, las comunicaciones solo por contar las más relevantes, sin embargo también debemos reconocer que cada nuevo desarrollo va reemplazando en masa la intervención humana, para la muestra solo miremos cuántos empleos desaparecieron con la llegada de la robótica a las fábricas o cuántas oficinas bancarias fueron cerradas con la entrada en funcionamiento del dispensador de efectivo (Cajero automático).

Pero si estábamos maravillados por todo lo que la tecnología estaba haciendo en el mundo, lo que la IA (Inteligencia artificial) hará con la humanidad nos debe poner los pelos de punta y prepararnos a recibir la estocada final de lo que hoy conocemos como humanidad ¿Creen que exagero? Pues veremos si el tiempo me da la razón algún día.

La inteligencia artificial, tal y como está concebida, busca desplazar al ser humano al menos en aquellas actividades donde lo que se busca es la productividad, la efectividad y la precisión, resultados que solo un mínimo porcentaje de los humanos pueden garantizar, primero porque el ser humano está condicionado a una serie de factores que le son inherentes a la especie, el agotamiento físico, el miedo, el odio, la envidia, las distracciones y por supuesto la muerte; y por otro lado, las máquinas no se reproducen, no contaminan, no deforestan y su nivel de consumo de recursos está limitado a su funcionamiento básico, por ahora.

Todos estamos maravillados con Alexa, o con Siri, dos asistentes que le facilitan la vida a muchos de los que tienen hogares inteligentes, tener quien te encienda las luces, te abra las cortinas, te regule el aire acondicionado o abra y cierre tus puertas mientras tú ves tu serie favorita de Netflix en tu cómodo sofá comiendo hamburguesas y tomando coca cola, no tiene precio para algunos; sin embargo, la clonación de imágenes, la generación de hologramas, la manipulación de la realidad tal y como la conocemos hoy podría ser uno de los problemas más serios que enfrentemos, esto sin contar con proyectos ultra secretos y negados como HAARP y BLUE BEAM.

Mientras Tik tok, Instagram y otras redes sociales premian al que mayor estupidez logre hacer en público, y la NASA busque agua en el planeta Marte, usted lee esta columna en un móvil que yo escribí en un PC.

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