Los moradores del barrio La Manuelita están un poco angustiados por el problema de la inseguridad, según manifiestan, ya no se sienten tranquilos ni dentro de sus residencias.
La comunidad expresa que este problema parece no tener fin y que a pesar de que hay un cuadrante de la Policía, no les parece que dos oficiales en una motocicleta sean suficientes para contralor a los delincuentes.
Según denunciaron, este sector anteriormente era una finca que pertenecía a la familia Arango pero poco a poco los hijos fueron vendiendo los lotes. De esa finca quedó ‘La Casona’, vivienda antigua de esa propiedad, pero que hoy en día es el punto negro de la zona. Los habitantes expresan que en ese lugar venden y consumen droga, y lo peor no es eso, sino que se ha convertido en el escondite de delincuentes.
En esa casona vivía doña Teresa Pava, una mujer de avanzada edad que ya murió, junto a dos hijos que tienen enfermedades mentales. Al morir la mujer, ‘La Casona’ quedó en manos de los enfermos mentales y un familiar que, según cuenta la comunidad, es consumidor de estupefacientes y ha descuidado el predio.
“Francisco Arango hizo negocio con el profesor César Hinojosa, que ya falleció, él fue el que metió a la señora Teresa a vivir, y ahora ‘La Casona’ está acabando con la seguridad del barrio, por eso me he dirigido en varias ocasiones a la familia del profesor Hinojosa, quienes me han dicho que quieren recuperar dicho predio para poderla donar a la comunidad para que se haga una iglesia que le hace falta al sector o un parque, pero es imposible sacar a esa gente”, dijo una moradora que prefirió omitir su nombre por miedo a represalias.
A raíz de la inseguridad y la venta de drogas en el barrio, las Juntas de Acción Comunal que han pasado durante los últimos diez años, han dejado de hacer las fiestas que cada 15 de agosto celebraban en un predio que limpiaron para la festividad en honor a San Roque, patrono del barrio.
En dichas fiestas la comunidad vivía un día alegre, con música, conjuntos vallenatos, juegos comunitarios y comida, pero desde que la inseguridad aumentó y llegó la pobreza, no hubo recursos ni ganas para seguir celebrando.
La comunidad del barrio La Manuelita quiere que las autoridades hagan algo con ‘La Casona’, que es el punto negro del sector, además que instalen un CAI cerca para que baje la inseguridad y acaben con la ollas de microtráfico del sector.