Por Fausto Cotes N.
Es importante traer a colación los hechos llenos de sátiras, sarcasmo, folclor y reflexión, por ello comento un chiste que con frecuencia escuchaba a mi padre haciendo honor a la alegría de las parrandas que, por estos hechos, siempre he dicho que las parrandas de antes eran verdaderos centros literarios, que invitaban a su atención y disfrute permanente con el aprendizaje de los sucesos cotidianos en la vida de la provincia.
Se refería mi padre al hijo inconforme, quien todos los días se quejaba por el tipo de comida y la cantidad que le ponían con respecto a los otros comensales en casa; el celo fue creciendo con respecto a su familia y en forma permanente las molestias, quejas y pretensiones eran mayores hasta tal punto que, la madre anfitriona presa de la desesperación, para evitar estos temas, resolvió cualquier día, a la hora del desayuno invitar a sentarse a todos alrededor de la mesa.
Acto seguido sirvió primero al hijo inconforme una arepa hecha con dos kilos de maíz y un kilo de queso que rebosaba en boronas tan grandes con la dorada presentación en su asado y cuya ubicación en el plato no daba espacio para la colocación de otro tipo de alimento acompañante y que, con el pocillo repleto con el contenido de café con leche de más de un litro de capacidad, hacía apetecible dicho desayuno abriéndole desesperación total a cualquier estómago; este, el inconforme, al ver semejante arepa, miró con sus ojos desorbitados alrededor todos los platos que complementaban los puestos sobre la mesa y dirigiéndose a los demás exclamó con cinismo absoluto:“!Ajo! ! ¡Si esta es la mía como no será la de ustedes!”
Canalizar la inconformidad de manera constructiva cuando se es racional y utilizando la insatisfacción, es una oportunidad para tomar acciones positivas y hacer cambios que nos permitan vivir una vida más acorde con nuestros valores y deseos.
Así en las actitudes políticas observamos todos los días a esta clase de inconformes que nunca quieren dejar nada para los demás, deambulan en todos los grupos, movimientos y partidos políticos buscando la presa más grande y apetecible y así es cómo se crea y sobreviene el conflicto, originando el caos, pues la democracia distributiva en donde no aparece la equidad, no abre caminos hacia la tranquilidad y el sosiego que imparte la justicia, que para este caso, lo que llamamos justicia social vemos que solo se da cuando la mezcla de las matemáticas con razonamientos filosóficos donde participa la mente y el alma pueda redistribuir en forma equitativa, teniendo en cuenta la participación electoral, también intelectual y precisa que compense el esfuerzo del trabajo empleado con las necesidades prioritarias en la vida de los conglomerados.
Algún día a un amigo, vividor innato, amante de las cosas buenas sin lucharlas, pero con un ingenio prodigioso por la propia naturaleza de su ser, pedí su explicación sobre cómo estaba haciendo para superar la diabetes hereditaria que lo agobiaba y que después de alimentarse con comidas a base de harinas y otras nutrientes no aptos para esta enfermedad, y ante las nuevas dietas impuestas a base de ensaladas y comidas pequeñas, pero nutrientes, no muy gratas para su paladar acostumbrado a fuertes carbohidratos nocivos para su estado, le increpé con una simple pregunta: ¿Cómo vas con tu enfermedad? Ansioso por saber sobre su salud, así me respondió, …. Aquí comiendo mal, eso sí, ¡Pero bastante!
Así viven algunas clases políticas viviendo de las comedias y enfermos del espíritu, comiendo mal, pero bastante, no importa la clase de digestión que puedan desarrollar y la enfermedad que puedan adquirir por andar brincando en todos los bailes de las fiestas políticas. El inconforme siempre se comportará como una marioneta movida por agentes externos que se esconden porque le temen a su propia realidad.
Si nos dedicamos a complacer y mantener contentos a este tipo de personas sólo lograremos aumentar su apetito.