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La importancia de las tertulias de Romoca

Al culminar el novenario por la sensible partida de Rodrigo Montero Castro, más conocido como ‘Romoca’, quien era considerado un guardián de la Plaza Alfonso López y de todo lo relacionado con el Centro Histórico de Valledupar, es preciso dimensionar la importancia de las tertulias tradicionales que se desarrollan en esta capital.

Son varios los lugares y muchas las tertulias que se realizaban en la Capital Mundial del Vallenato, entre ellas, la de Romoca, reconocida como una de las pioneras y mayor incidencia en diversos asuntos de ciudad.

La tertulia de Romoca se llevaba a cabo todas las tardes al costado de la Plaza Alfonso López, frente a la Alcaldía de Valledupar, en la acera que correspondía a la carrera sexta. Era un escenario de debates de toda índole, sin temas vedados y abierto a todos los pensamientos, que inició con un grupo de amigos cercanos pero que con el paso del tiempo se convirtió en lo que podría llamarse un auditorio público.

En medio de la informalidad y de protocolos coloquiales, todos sentados en taburetes de cuero y madera, esas reuniones espontáneas permitían la disertación de asuntos muy serios y de gran interés general, temas de ciudad, cuyos debates siempre van a hacer falta entre personas con cierta representatividad en la sociedad vallenata.

Además de la importancia de los temas, también resultaba interesante el perfil o condiciones de las personas que participaban en estas tertulias, entre las que se podrían mencionar ´Pepe’ Castro, Carlos Galván, ‘Tin’ Castro, Alexa Baleta, Álvaro Socarrás, Álvaro Castro, Fredy Montero Castro, ‘El negro’ Zabaleta, Lácides Daza, Juan Calderón, Carmen Montero, Eduardo Campo Soto, Johnny Pérez Oñate, ‘El Turco’ Pavajeau, ‘Pacho’ Fuentes, Carlos Morón Cuello, Rodolfo Mejía, ‘Pato’ Monsalvo, Efraín ‘El Mono’ Quintero, ‘El Bore’ Lúquez, Augusto Socarrás, Lucas Gnecco Cerchar, Armando Maestre, Julio Muñoz, ‘Rafolo’ Castro, ‘Carlitos’ Quintero, Enrique Camargo Plata, Jaime Pérez Parodi, entre otros de similar valor.

Debido a que se trataba de un grupo interdisciplinario, la agenda de temas era muy variada, pero prevalecía el aspecto político y el Festival de la Leyenda Vallenata. Además, de ahí salían noticias de última hora, se analizaban fallos judiciales y se conocían con anticipación las movidas de gabinete cada vez que un mandatario decidía hacer ajustes a su equipo de gobierno.

Naturalmente que se abordaban temas controversiales y así como se hacía gabinetología municipal y departamental también hasta se llegaban a ‘cocinar’ acuerdos del Concejo municipal.

Allí los expertos analizaban y opinaban mientras otros solo ejercían el papel de oyentes, pero solían replicar después todo lo escuchado o aprendido en ese típico escenario.

Como se puede ver, las tertulias de Romoca eran algo necesario para Valledupar y la región, constituyéndose, sin proponérselo, en un espacio de consulta y de aprendizaje sobre los temas más importantes.

Tanto era así que la gran mayoría de los alcaldes de turno no perdían la oportunidad de beber de esa fuente criolla del conocimiento y después, en calidad de exalcaldes, seguían asistiendo a ese peculiar centro de conversatorios y de debates.

Por todo esto, se podría concluir que existen muchas costumbres del pasado que ahora serían de gran ayuda en medio de tanta convulsión e incertidumbre en diversos aspectos. Que no se muera el legado de Romoca.

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Redacción El Pilón: