Leyendo cualquier texto, porque no hay libro tan malo que no tenga algo bueno, como anotaba Cervantes, se encuentra uno con terminologías inusuales y apelamos a Google para despejar dudas y adquirir conocimientos, lo que en informática llamamos efecto google, algo positivo, pero como todo en la vida tiene su pro y su contra, lo negativo es que almacenamos menos información en el cerebro, no lo ejercitamos debidamente, prevalidos de encontrar todo, habido y por haber en Google.
Hoy no basta en saber más, porque cualquiera googlea y puede llegar a saber más que tú, a la luz de un universo de conocimientos que proporciona la tecnología digital.
En uno de esos habituales párrafos hallamos la expresión ‘economía circular’, googleamos y google lo define como un modelo de producción y consumo que implica compartir, alquilar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar materiales y productos existentes todas las veces que sea posible para crear un valor añadido. De esta forma, el ciclo de vida de los productos se extiende.
‘Patrón de crecimiento lineal’ es otro de los enunciados con los que no estábamos familiarizados, pero al decir de google se infiere que es un crecimiento similar en el futuro, y así se pueden documentar muchos ejemplos, válidos para estar al día, sin querer con ello saber más que los expertos en el tema.
No obstante, el boom tecnológico que ha transformado en sentido positivo muchas facetas de nuestra vida cotidiana aportándonos instrumentos y aplicaciones que hacen más fácil y cómoda nuestra existencia, también está siendo causa y detonante para la aparición de diversas patologías físicas y mentales. Son las llamadas nuevas enfermedades tecnológicas que se derivan de un uso excesivo o incorrecto de los dispositivos electrónicos.
Una de esas patologías es la cibercondria, un trastorno relacionado con aquellas personas que creen sufrir una o varias enfermedades de las que se han enterado o se informan compulsivamente a través del internet.
De ese afán y curiosidad de la gente por explorar el campo de la medicina a través de las herramientas tecnológicas, se desprende una anécdota con el prestigioso médico pediatra Alberto Aroca Saad ‘Tico Aroca’, justo al instante de revisar un niño es sorprendido por la madre del bebé con una andanada de información acopiada del internet que no le permiten al profesional recetarle, a lo que Aroca con toda la decencia del caso le sugiere que le formule ella, al querer saber más que el especialista.
Colofón: Todos somos ignorantes, pero no todos ignoramos lo mismo, muy a pesar, no deja de ser plausible la actitud de la progenitora, bien se dice que la curiosidad viene a ser una de las seguras y permanentes características de una vigorosa inteligencia: preguntar, más no pretender formular quien carece de la solvencia (formación universitaria y literatura científica) para auscultar el campo de la salud y arriesgar la vida humana, porque emularíamos a las EPS con el paseo de la muerte.
Por Miguel Aroca Yepes