Como en el idilio de Romeo y Julieta, Angie Carrascal Torrado y Deiner Tarazona Quintero sostuvieron una relación sentimental de cuatro años con la oposición de algunos miembros de sus familias. Especialmente la de ella. Ambos murieron trágicamente la misma noche del pasado 15 de julio en el municipio de Curumaní, Cesar, pero a diferencia de la obra de Shakespeare, en este caso la causa no fue un suicidio.
En esa fecha, con motivo de las fiestas por la Virgen del Carmen, la joven de 19 años decidió salir a departir con algunos primos suyos en un establecimiento de Curumaní, hasta donde llegó Tarazona a buscarla, a las 11:00 de la noche. Al parecer, para pedirle que conversaran un momento, según manifestó una de las familiares de Angie.
Lo que parecía iba a ser una conversación de poco tiempo, se extendió por horas; quienes la acompañaban no quisieron comunicar nada a los padres de Angie, temiendo que pudieran reprenderla, y dando por sentado que se habría reconciliado con Deiner, pues se habían distanciado hace algún tiempo. Sin embargo, en la mañana siguiente, ante la incertidumbre por el paradero de la estudiante de Medicina y la angustia de su madre Sara, Kelly, una de sus hermanas mayores, decidió salir en su búsqueda en compañía de Felipe, mellizo de Angie.
“Salgo con mi hermano, el mellito de ella, él era como su cómplice, él le guardaba el secreto porque de pronto en meses anteriores él (Deiner) la citaba allá donde se veían.
Entonces, yo le dije: -Felipe usted sabe- y él me dijo que sentía que ella estaba allá y nos llevó. Me fui con la idea de traérmela, ella me hacía mucho caso. Salí de acá con la idea de traérmela a la casa, pero nunca pensé que la íbamos a encontrar de ese modo. Mi hermanito y yo la encontramos, él está muy afectado aparte por el apego emocional de ellos”, relató Kelly Carrascal, sobre el momento en que encontraron a su hermana en la vivienda de una sola habitación situada en un barrio de invasión y que, al parecer, Tarazona alquilaba para vivir cuando estaba en Curumaní, ya que el hombre se encontraba laborando en una finca y permanecía más tiempo en Ocaña, Norte de Santander.
En ese lugar estaba Angie, pero muerta. Su cadáver presentaba un disparo de arma de fuego.
Este ha sido uno de los golpes más duros de los 30 años de historia de la familia Carrascal Torrado. Angie era la menor, junto a su hermano Felipe, del hogar conformado por Cruz Felipe Carrascal Durán y Sara Torrado, ambos oriundos de Curumaní y quienes con mucho esfuerzo y trabajando en el campo han sacado adelante a sus cinco hijos. El mayor, Fabián, que también se ha dedicado al trabajo labriego; Kelly, quien es ingeniera ambiental, y Aurora, que está próxima a titularse como contadora.
Los mellizos eran los consentidos de la casa; Felipe espera iniciar sus estudios en ingeniería civil y Angie ya estaba próxima a cursar el cuarto semestre de Medicina en la Universidad Libre de Barranquilla.
“Mi papá nos apoya, pero mi mamá siempre fue la que dijo : -hija tiene que salir adelante, yo crecí en el campo quiero algo para ustedes diferente-, fue la que nos inculcó a nosotros que teníamos que hacernos profesionales y así mi papá nos apoyó para que saliéramos adelante profesionalmente”, explicó Kelly, quien además fue una de las personas que más compartió con Angie en los últimos días, puesto que esta la había visitado durante unos días en Valledupar, aprovechando sus vacaciones de mitad de año.
Angie guardaba el sueño de convertirse en la primera médico de la familia, así lo manifestó desde los 10 años de edad y también anhelaba ser neurocirujana. Ya tenía listo su equipaje para viajar este sábado a la capital del Atlántico, donde el próximo lunes iniciaba sus estudios. Entre su maleta irían sus nuevos uniformes y la enciclopedia que estaba realizando a mano alzada con dibujos de todos los órganos del cuerpo, las enfermedades y posibles causas; una muestra de la dedicación que destinaba a su preparación y por lo cual siempre se destacó desde el preescolar.
La joven, que nació en Curumaní el 23 de marzo de 1999, siempre fue una niña muy extrovertida, según describió su hermana mayor, quien destacó que le gustaba mucho bailar, salir con amigos, y recuerda que era muy inteligente. Angie siempre se destacaba por las buenas notas en el colegio, todos los años izaba bandera e incluso llegó a ser premiada con un computador por sus buenos resultados académicos. Con sus compañeros se relacionaba bien y al culminar su preparación como bachiller, a la edad de 16 años también egresó con un curso de auxiliar en enfermería.
Aunque de inmediato no ingresó a la universidad, su familia le pagó un curso de premédico en Medellín y después en Barranquilla, donde pasó gracias a sus buenas calificaciones e inició su vida universitaria. Desde entonces se encontraba muy contenta porque estaba cumpliendo su sueño, con esa alegría había logrado ganar reconocimiento entre la comunidad estudiantil, y además estaba vinculada a uno de los grupos culturales del alma máter.
Sobre la relación con Tarazona, la familia de Angie nunca se había mostrado de acuerdo porque aunque no vieron nunca que la maltratara, si notaban que era muy celoso y veían que esa actitud podía ser impedimento para los propósitos académicos que tenía la joven.
“Notábamos que la celaba pero a día de hoy no nos explicamos si él planeó todo, que a veces creo que sí, porque ella de pronto le dijo que estaba en la universidad, que ya no quería nada con él, de pronto le dijo que alguien la estaba molestando con el fin de alejarlo y eso pudo ser, pero hasta el día de hoy no nos explicamos”, contó Kelly sobre el fatal desenlace que tuvo el romance.
El disparo que acabó con la vida de Angie y con los sueños de su familia, de verla convertida en médica, fue accionado por Deiner Tarazona Quintero, su expareja y quien contaba con 24 años.
Minutos después del crimen, el feminicida huía en una motocicleta por la Troncal de Oriente, fue arrollado por un tratocamión en el tramo La Mata-San Roque, donde murió de forma inmediata.
Así las cosas, no hay claridad sobre las causas de la decisión de Tarazona de segar la vida de Angie, solo quedaron conjeturas para tratar de entender lo sucedido en este idilio que terminó en tragedia.
Desde el día del crimen, Felipe siente que le arrebataron su otra mitad, ver a su melliza muerta le ocasionó un impacto psicológico muy fuerte que deberá sobrellevar, probablemente, con ayuda profesional. “Él dice que siente a Angie, que Angie le habla, que siente que se le acerca”, narró Kelly, quien a pesar del dolor se atrevió a contar a EL PILÓN la historia de su hermana menor.
Al respecto se pronunció Rodrigo Alberto Restrepo Reyes, director seccional de Fiscalías en el Cesar, quien indicó que “este es un feminicidio, así el presunto autor se haya suicidado o muerto después”. El funcionario acotó que la mejor prevención de este delito es actuar de manera rápida, reportando ante las autoridades y buscando ayuda profesional, al presentarse los primeros indicios de violencia en las parejas.
No hay muerto malo, esa es una expresión muy coloquial que cobra mucho sentido después de que una persona fallece. Podría ser el caso de Deiner, a cuyos familiares solo les quedó ofrecer disculpas a los Carrascal Torrado, quienes inconsolables lloran sobre el sepulcro de su consentida en el cementerio local.
En estos siete meses que han transcurrido del año 2018 ya se han presentado 14 asesinatos a mujeres en el departamento del Cesar mientras que el año pasado cerró con 19 mujeres asesinadas, presentándose tres casos más que en el año 2016.