En el Cesar, el conflicto armado generó al igual que en otros territorios desplazamiento, muerte y poca productividad en las regiones donde coexistían estos grupos.
Para entender cómo piensan y que traumatismo generó en la población, la UDES realizó un estudio junto a 7 docentes y 20 estudiantes en donde se analizaron a las poblaciones de los corregimientos El Jabo, Guacoche y Guacochito.
La mirada profesional estuvo centrada en lo objetivo y cualitativo, y esto permitió dar como resultado unos índices de problemas psicológicos que terminado el conflicto tanto víctimas como victimarios padecen. Estudio comprendió un tiempo determinado de 17 meses entre el 2018 y parte del 2019.
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En conversación con EL PILÓN el director de la Escuela de Psicología de la UDES, Yosnel Torres Mellado detalló que se hicieron las intervenciones tanto a las víctimas como a los ‘mal llamados victimarios’ porque a su juicio y el de los integrantes del estudio, al mirar el interior de estas personas que participaron activamente dentro de los grupos armados, se encontró que muchos de ellos fueron víctimas.
“Entraron a los grupos al margen de la ley, siendo menores de edad y eso significa indudablemente que fueron forzosamente vinculados a estos grupos y al pasar por esa situación forzosa tienen una condición de víctima”.
Los ‘mal llamados victimarios’ del conflicto también son víctimas del sistema pues a juicio del estudio universitario estas personas llegaron bajo promesas de recibir dinero, sin saber en qué estaban porque eran adolescentes.
“Algunos con la intención de escapar del maltrato de las familias se integró. Por ejemplo, de 10 personas vinculadas a estos grupos al menos dos tienen esa características por eso mal llamados victimarios”.
El académico recalcó: “Es cierto que causaron dolor e infringieron daño a la sociedad, pero también ellos han sido víctimas de otras situaciones o escenarios, si miramos su presente, hoy día están siendo víctima del Estado que no han cumplido en los acuerdos como el de pacto de la Habana donde a detalle no se ha cumplido la estabilidad socioeconómica de ellos”.
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Entre las realidades de las poblaciones visitadas se encontró familias destruidas por asesinato de estos grupos, personas que solas debieron reconstruir su familia.
Hasta la fecha se conoció por el estudio que en los últimos años han nacido 30 niños en tierras de posconflicto que se han visto en dificultades para estudiar debido a las condiciones actuales de los corregimientos en cuanto a temas como movilidad, infraestructura y accesibilidad.
TRASTORNO DEL ESTRÉS
Para especificar el porqué de estos comportamientos, explicó el especialista que para que se genere un trastorno del estrés debe haber un evento traumático y en ese punto la sintomatología clínica debe permanecer de manera prolongada como es el caso de las víctimas, y en caso particular se encontró que los niños posconflicto también han presentado tales consecuencia por lo que se conoce como ‘aprendizaje bicario’, es decir, cuando los padres cuentan las historias sufridas a los hijos como lo fue el conflicto y terminan con un aprendizaje sin haber sufrido de forma directa.
DEPRESIÓN
La depresión posconflicto generó un resultado interesante o también podría decirse alarmante porque muchas de raíces depresivas tiene su origen en una emoción que ha sido reprimida o mal manejada. “Uno pensaría que la depresión tiene una relación directa con la tristeza pero para llegar a ese fenómeno depresivo debe haber duelo, pero hay es una emoción de rabia y esto se debe a que si no logran expresar la ira y se tienen dos opciones expresar la ira o no”.
El problema viene cuando no se expresa y por tal motivo estas personas fueron guardando en su interior un cuadro depresivo producto de una ira no manifestada, como lo pudo haber sido la pérdida de un ser querido, o del espacio habitado, por ejemplo.
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ANSIEDAD
Otra de las consecuencias del conflicto fue la ansiedad, en casos donde se escuchaba el ladrido de un perro a media noche, o sonidos de totes, generaba en las personas una situación de alerta del tipo ansiedad con sudoración en las manos, intranquilidad como si alguien estuviera merodeando por los alrededores y se debe a los eventos pasados que guardan en la memoria y que con determinados sonidos vuelven a los momentos del conflicto de hace 15 y 20 años atrás.
TRASTORNO ALIMENTICIO
Debido a los traumatismos anteriores la comida termina siendo poco procesada en el sistema digestivo, al igual que el desorden de las comidas y la poca rentabilidad que permite tener una buena alimentación generó en la población problemas digestivos relacionados a gastritis o tipo reflujo.
Con respecto a la mirada cualitativa del estudio, explicó Mellado que se realizaron diversas actividades del tipo talleres, charlas, manualidades ligadas a las artes, colores y otros elementos que permitieran dentro de las víctimas y victimarios una capacidad de resiliencia para aceptar lo sucedido, comprender la responsabilidad de los victimarios en su momento y entender que tienen la oportunidad de salir adelante a pesar de un pasado difícil y con hechos imborrables como la muerte.
Por: Daniela Minorta / EL PILÓN
Minorta19@gmail.com