Acogemos la investigación del profesor Simón Martínez Ubarnez, historiador de la idiosincrasia cesarense, en la que hace un recorrido histórico del departamento del Cesar desde el momento mismo de su creación, pero enfocado hacia el componente educativo y la evolución de este.
Serán cinco entregas de ese importante contenido, cuyas publicaciones sirven de preámbulo a lo que será la celebración de los 56 años de vida institucional del departamento del Cesar, “como uno de los últimos entes territoriales creados antes de la Constitución de 1991”.
Afirma Martínez Ubarnez que “la reconstrucción de la memoria reciente de los pueblos, sobre todo, cuando aún viven muchos actores de los grandes hechos y acontecimientos que constituyen el acervo patrimonial y acumulado social de su historia; bien que dichos actores sean protagonistas o solamente testigos de excepción; debe ser una tarea a emprender por quienes han sido dotados por la misma sociedad con herramientas técnicas y conceptuales para traer al presente los hechos del pasado que inspiran grandeza y pundonor como sociedad y le permiten proyectarse hacia el futuro”.
Es categórico al afirmar que “nadie pone en discusión el papel que juega la educación en toda sociedad como factor dinamógeno de su transformación, desarrollo, movilidad y ascenso social de sus miembros. Esto permite comprender y valorar el rol trascendental que ha tenido la educación en el proceso de afirmación y consolidación del departamento del Cesar, como entidad territorial del Estado colombiano; que, al asumirse como territorio con autonomía en el manejo y proyección de su destino histórico, estaba llamado a trazar los derroteros de un nuevo rumbo y un futuro de progreso para sus habitantes”.
En términos de su enfoque, “cualquiera que se ubique en el momento actual, con una perspectiva histórica de lo que era el Cesar hace cincuenta años, frente a lo que ha logrado al día de hoy como sociedad, teniendo en cuenta los cambios y transformaciones educativos, no podrá menos que intuir las grandes proporciones de un salto cualitativo. El día que fue inaugurado el departamento, se hacía mención que en los trece municipios con los cuales nació, había una nómina de aproximadamente 360 maestros de primaria y contaba con dos colegios que ofrecían bachillerato completo, el Colegio Loperena, de Valledupar; y en el Campo Serrano, de Aguachica. En algunas cabeceras municipales funcionaban colegios que ofrecían los grados iniciales del bachillerato en modalidad académica, pedagógica y técnica”.
Sostiene que el primer año de vida departamental fue de grandes preocupaciones educativas en los diversos municipios y comunidades del nuevo departamento, que empezaron a exigir al gobierno colombiano y a las autoridades educativas la ampliación y mejora de la oferta local, ya sea creando nuevas instituciones o, ampliando los cupos y niveles de las instituciones existentes. La precariedad de recursos financieros y la carencia de suficientes docentes calificados para ampliar las nóminas del sector, fueron algunas de las dificultades que se presentaron en ese momento. “Pero las comunidades no desistieron en su empeño y, a partir de 1968, sorteando todo tipo de dificultades, se empezaron a crear colegios de bachillerato en los distintos municipios”, relata nuestro historiador de marras.
Esto es solo un abrebocas de este interesante tema, en la edición anterior fue publicado el primer informe, continúa en la de hoy hasta completar cinco entregas. La invitación es a deleitarnos con nuestra propia historia.