El acordeonero y compositor Emiliano Alcides Zuleta Díaz desde hace 26 años ha venido llamando la atención para que la paz no se escape de su Valledupar amado. Así lo dijo en una canción, y ahora más viendo la ola de inseguridad que sacude a Valledupar.
“Lo que está pasando en Valledupar lo pronostiqué en mi canción ‘Mi pobre Valle’, ganadora del Festival de la Leyenda Vallenata del año 1997”. Su elocuente mensaje lo escribió al notar, “cómo se está escapando la tranquilidad en este querido Valle donde solamente las notas de los acordeones perturbaban el sueño”.
“Yo no quisiera ver mi vida en peligro porque no quiero morirme todavía, pero al tratarse de mi Valle querido con mucho gusto hasta mi vida daría”.
De esta manera recordó los versos de esa célebre canción en aire de paseo que llamó la atención del jurado, quedando como constancia de aquello que se notaba en todo el entorno vallenato.
“Ya no es el Valle que conocí aquel día, cuando en el Loperena, ay lo comencé a querer, yo era un muchacho que a veces amanecía, tocando serenata subido en un andén”.
Entonces lleno de tristeza por lo que se vive actualmente no se escapa ese verso contundente que canta suavemente queriendo que fuera mentira.
“Ya no se puede tocar por las calles así como anteriormente se hacía, de cualquier parte un disparo nos sale, ya uno no vale lo que antes valía. Aquí ninguno responde por nadie, ese es el plato de todos los días”.
Nacimiento de la canción
En la historia de la canción ‘Mi pobre Valle’ grabada por los Hermanos Zuleta en la producción musical ‘Nobleza y folclor’, en el año 1997, se pide la paz de Valledupar.
“He sido el único que he ofrecido mi vida por Valledupar como lo digo en mi canto. Ofrecí mi vida por la paz porque si antes estaba la situación grave, ahora más. No es posible que este paraíso de cantos de acordeones se nos dañe. Hagan algo por favor, es mi llamado”, cuenta Emilianito.
Emiliano cuenta cómo hizo su obra cumbre: “Se acercaba el Festival de la Leyenda Vallenata del año 1997 y era Rey de Reyes. Como rey, había ganado en 1985 con el paseo ‘Mi acordeón’, y me invitaron a concursar. Un mes antes viajaba de Aguachica hasta Valledupar donde con mi hermano Poncho habíamos atendido un compromiso musical y me llegó la inspiración retratando la situación de violencia que vivíamos”.
Hizo una pausa, meditó un poco y señaló: “Mientras los demás dormían en el bus, yo venía dándole vueltas a todos los hechos que eran el pan de cada día. Abría y cerraba el acordeón y fue fluyendo todo. Cuando llegué a la casa, lo primero que hice fue darle forma y quedó lista”.
Continuó con su narración como regresando el tiempo, frenó de repente para acotar muy convencido: “Esta canción la deberían poner a diario para que sirva de reflexión, que el ayer no puede repetirse hoy. Además, la unión de todos debe ser el impulso para que Valledupar sea el punto estratégico donde solamente se disparen cantos vallenatos, de esos que nos sabemos de memoria estando en paz”.
Que la violencia no nos llegue al Valle…
En medio de este relato de Emiliano Zuleta aparece la referencia del poeta romántico y soñador de la música vallenata, Gustavo Gutiérrez Cabello, a quien no lo asaltaron en su buena fe, ni tampoco le robaron el corazón y menos sus soledades y nostalgias de amores del pasado. Aquella vez, exactamente el lunes 24 de enero de 2011, a un lado del camino quedó un desencanto que nunca había conocido al ser asaltado en su casa.
El nerviosismo se adueñó de todos por estar en una situación desconocida. ‘Tavo’ Gutiérrez recordó que cuando corría el año 1985, hizo un canto llamando la atención sobre el síndrome de la violencia que se estaba asomando. Es así como compuso la canción ‘Que la violencia no nos llegue al Valle’, que tuvo la más alta repercusión. Este hecho se viene repitiendo con mayor intensidad y se hace necesario frenar los momentos dolorosos para los habitantes de Valledupar.
“Que la violencia no nos llegue al Valle muere la calma aquí en la tierra mía, su suelo triste se llenó de ausencia, mi viejo valle que melancolía. Quiero sonreír, pero la verdad, pero la verdad se impone y es triste el momento que se vive hoy, robos por doquier, no hay sinceridad el hombre se está perdiendo”.
En aquella ocasión lo que más le llamó la atención al compositor Gustavo Gutiérrez fue que los hombres que ingresaron a su casa fueron en busca de armas de fuego, cuando esas nunca han estado en sus manos. Lo suyo es otra arma mortal que rompe corazones a través de cantos llenos de poesía con alta dosis de sentimiento y además logra que el alma flote de felicidad a los acordes de una guitarra o un acordeón.
La anécdota
Al final Emiliano Zuleta, quien tiene palabras de solidaridad para todos lo que han sufrido en carne propia esta ola de violencia e inseguridad, expresó: “Que corra la paz en Valledupar como corren por el mundo las notas de los acordeones”.
Nuevamente tomó la palabra y refirió una anécdota cuando se presentó el caso fortuito en la residencia de Gustavo Gutiérrez. “A ‘Tavo’ lo amarraron, que cosa cruel. Su señora Jenny Armenta en la angustia pedía que no le hicieran nada porque era el compositor de ‘Así fue mi querer’, ‘Sin medir distancia’, ‘Corazón martirizado’, ‘Paisaje de sol’ y ‘Tanto que te canto’, entre otras. Para calmarla, uno de los atracadores, que se llevaron dinero y objetos de valor, indicó que no les harían nada, puesto que había enamorado a varias mujeres con algunas de esas canciones”…
Al cierre de estos episodios que se repiten sin medir distancia, Poncho Zuleta, lo manifestó en la primera animación de la célebre canción ‘Mi pobre Valle’: “Ay Dios mío mete tu mano”.
Por Juan Rincón Vanegas
@juanrinconv