Las tüumas, como se conocen en wayuunaiki, son piedras de color rojo que se incrustan principalmente en collares con trabajos artesanales en oro. En la tradición del pueblo wayuú estas son joyas que se cargan intencionalmente de energía espiritual y definen el destino de las personas. Así mismo ocurre con la riqueza energética que históricamente ha tenido el departamento de La Guajira, que es la joya energética que aún están descubriendo sus habitantes y todos los colombianos.
Hoy, La Guajira no solo cuenta con recursos de gas natural, que contribuyen a atender los 10,4 millones de familias, y carbón, que representa el 38 % del PIB del departamento. También cuenta con un recurso eólico de talla mundial: el viento sopla a más del doble de la velocidad promedio mundial y es constante durante todo el día, lo que convierte al departamento en centro del desarrollo de los proyectos de energía renovable no convencional.
Prueba de ello son los 16 parques eólicos que se están construyendo en el departamento y las dos líneas de transmisión que nos permitirán llevar la energía del viento por toda Colombia. Estos proyectos no solo representan inversiones por más de $10 billones y 11.700 oportunidades de empleo para toda la región Caribe, sino que son clave para seguir consolidando la transición energética de Colombia y la diversificación de nuestra matriz eléctrica.
Una transición energética apropiada solo se puede alcanzar con la participación de las comunidades. Por eso, desde el Gobierno nacional estamos liderando varias estrategias que ofrecen condiciones justas y que suman en nuestro propósito de mejorar las condiciones de vida de las comunidades vecinas de estos proyectos.
De la mano de la construcción de los parques eólicos y en un trabajo conjunto entre el sector privado y el Gobierno nacional, también llegará a La Guajira mayor inversión social y nuevas oportunidades para sus habitantes. Ejemplo de ello es que las empresas deberán destinar el 1 % de sus ventas de energía a proyectos que permitan mejorar la calidad de vida de las comunidades étnicas y municipios que estén dentro de su área de influencia, lo que es un hecho histórico en nuestro país ya que es la primera vez que se reconoce de forma directa la participación de estas comunidades en la fase productiva de un proyecto de infraestructura privada.
Y así como a una tüuma hay que recargarla de energía espiritual para que tenga el poder de transformar su entorno, a través de la gestión del Ministerio de Minas y Energía hemos llevado el poder transformador de la energía eléctrica a La Guajira para mejorar la vida de sus habitantes.
Desde 2018 hemos llevado este servicio esencial a 2.360 familias guajiras y en los próximos meses conectaremos a 6.600 hogares adicionales en el departamento. Incluso, en el municipio de Uribia se construirá el proyecto más grande de electrificación rural con paneles solares en la historia del país.
Igualmente, el IPSE está estructurando un proyecto para que 1.100 familias que están ubicadas sobre el área de influencia de la principal línea de transmisión que permitirá evacuar la energía eólica a la red nacional disfruten de este servicio a través de paneles solares en sus viviendas.
La Guajira también fue el escenario de un hecho histórico en la política pública de electrificación rural del Gobierno macional: Reyes María Lindao Uriana, maestra y rectora por más de 20 años de la Institución Etnoeducativa Rural La Paz, en el municipio de Manaure, se convirtió en la usuaria 50.000 conectada al servicio de energía eléctrica, logrando así el 50 % de la meta que nos trazamos de llevar este servicio a 100.000 hogares al 2022.
Con el potencial energético del departamento, las inversiones privadas que lo aprovechan y su coordinación con la política pública de cobertura en el servicio de energía, podemos decir que la transición energética es un hecho que llega con equidad a los territorios y La Guajira será epicentro de este gran hito.