El presente que vive el departamento de La Guajira es crítico, lo más parecido a Venezuela; con muchos recursos naturales, pero con instituciones débiles, tomadas por la corrupción, incapacidad en el desempeño y cero planeación, son 11 gobernadores en 2 periodos, un auténtico récord negativo que no permite la estabilidad de ninguna política pública. El gobierno de Juan Manuel Santos propició una intervención que no ha servido de nada, hoy los sectores de educación y salud están peor y la gente desesperada, a diario se presentan paros en las carreteras: el lunes, por el mal servicio de Electricaribe; el martes, por las vías, unas auténticas trochas, y altos costos de los peajes; el miércoles, por el abandono de la represa del Ranchería; el jueves, por la mala atención en los hospitales; el viernes, por los niños wayuu, que siguen muriendo como si nada; el sábado, por la escasez de gasolina, y el domingo, por la inseguridad y los atracos. Como si no fuera suficiente, el éxodo venezolano desbordó el departamento, sin que nadie haga nada y, de ñapa, el invierno llegó con toda su furia y dejó comunidades vulnerables en jaque, en especial Riohacha que se inundó con un solo aguacero, las calles parecían ríos, la gente salía de sus casas a pedir auxilio. En la alta Guajira otra vez los wayuu están incomunicados ¿Y a quién le importa? ¿Hasta cuándo le tocará a La Guajira estos padecimientos? ¿De quién es la culpa? Lo más triste es que la culpa es de la misma gente guajira, al darle poder a los políticos bandidos, enquistados para desangrar las arcas públicas y tampoco le exigen al Gobierno central atención de verdad, ni proyectos de impacto que propicien desarrollo ¿Dónde están las granjas solares? ¿Qué pasó con los proyectos eólicos? ¿Qué hay de la inversión en turismo? Es la continuidad de una política de abandono y exclusión histórica, reflejada en la humillación de un pueblo que se precia de ser altivo y bravío, pero muestra lo contrario. Cada vez que llega un presidente a La Guajira se derraman en atenciones, el ejemplo claro es Duque: fue a Uribia con su cara pelada y un rosario de promesas, mientras el comité de aplausos y el coro de lambones lo vitoreaba y lo premiaba con toda clase de artesanías wayuu.
La Guajira se prepara para una nueva elección en la cual otra vez pasará lo mismo, dos candidatos opcionados, parte del sistema corrupto, Nemesio Rois, con experiencia en el sector público y hasta con doctorado en Harvard, pero con dependencia absoluta de Alfredo De Luque y todo el cartel de Nueva Guajira; triste llegar hasta este nivel en educación, para venir a ser mandadero de estos sinvergüenzas, pero sin ellos no llega; del otro lado Delai Magdaniel, candidato sin conocimiento ni experiencia, su única fortaleza es ser candidato del prófugo Wilmer González en alianza con el ‘Kikismo’ (grupo del condenado Kiko Gómez), que pretende mantener el poder en cuerpo ajeno y lo de siempre, seguidores que pelean por sus candidatos a sabiendas de que nada cambiará, hasta que la renovación de liderazgo no se desligue de las mismas castas políticas. El mensaje es claro, no es con bloqueo de carreteras que se van a solucionar las cosas, si siguen vendiendo el voto, votando porque el que tiene el billete, idolatrando a los políticos corruptos, sin pensamiento crítico, eligiendo sin criterio ni dignidad, La Guajira seguirá en las mismas o peor.