Había una vez un niño que se mudó a una casa muy grande donde encontró un tren muy extraño y en uno de sus vagones una piedra roja, le dio mucha curiosidad y al tomarla algo mágico pasó, el niño viajó en el tiempo.
Fue al futuro y se vio así mismo, él no sabía qué hacer, volvió a frotar la piedra y nuevamente viajó en el tiempo mil años atrás, se encontró con el dueño de la gema. Pero el niño se asustó porque el señor reconoció la gema e intento quitársela, el niño corrió dando brincos en el tiempo y el señor lo perseguía a través de cada salto dimensional.
Cada vez que llegaba a un tiempo diferente todo era muy extraño para él, todo lo sorprendía porque nada se parecía a su realidad. En cada lugar donde llegaba siempre encontraba muchas cosas que no sabía ni siquiera como utilizar y a pesar de tener la gema, no podía disfrutar de su tiempo en cada época porque él estaba huyendo y tratando de escapar. Cuando el mundo parecía acabarse por la contaminación el dueño de la gema logró agarrarlo y llevarlo a casa de sus padres.
El niño no quería entregarle la piedra, entonces el señor le explicó sobre el valioso poder de la gema, el cual podría llegar a ser muy peligroso si se descontrolaba y terminar perdido en el tiempo.
En ese momento, el niño reflexionó sobre todo lo que pudo ver y entendió la importancia de cuidar el planeta. Ahora, aunque no tenía el control del tiempo él si podía llevar un mensaje de cambio y empezar a transformar poco a poco su mundo.
Autor: Cristian David Cogollo López I.E. Villa Corelca