Antes de entrar a fondo en este tema nos permitimos hacer algunas reflexiones en el entendido que, si queremos nada menos que seguir viviendo en la tierra, debemos respetar, cuidar y no derribar los árboles.
No hay forma de cómo no apreciar los árboles cuando ellos son pulmones, sombrilla, esponja, casa, aire acondicionado y nada menos que comida a la vez.
No sin antes expresar que en la vida hay que ir dejando huellas, no cicatrices como destruir la mayoría de las veces los recursos naturales, sí hacemos eso ¿qué herencia dejaremos a nuestros descendientes?, nuestro planeta tierra sería un verdadero desierto imposible de habitarlo.
FUNDAMENTALES FRENTE AL CAMBIO CLIMÁTICO
Ahora que tanto abordamos el gran problema del cambio climático, este relevante eslabón de nuestro planeta, cumple la significante función de aspirador de CO2.
Hemos investigado en lo atinente a esta condición bastante simple de los ciclos de la naturaleza, encontrando que los árboles son un verdadero símbolo del equilibrio natural para la vida.
Ellos realizan la fotosíntesis y produce hidratos de carbono que utilizan para su propio crecimiento lo cual van almacenando, de modo que a lo largo de su vida llegan a guardar hasta 20 toneladas de CO2 en el tronco, las ramas y las raíces.
El día que mueren especialmente por el derrumbe del hombre, esa misma cantidad de gases de efecto invernadero son liberados mientras los hongos y las bacterias digieren y procesan la madera. En esta idea se basa la afirmación de que la madera tiene un efecto neutral cuando se quema.
En cualquier caso, da igual si son pequeños organismos los que descomponen la madera en sus componentes gaseosos o si es el hogar el que lo hace. En todo caso es necesario decir, que el funcionamiento del bosque no es tan sencillo. En realidad, es un aspirador gigante de CO2 que de forma continuada filtra y almacena este componente del aire.
Aunque una parte del mismo, es liberada de nuevo a la atmósfera después de su muerte, la mayor parte se mantiene prolongadamente en el ecosistema.
El tronco resquebrajado es desmenuzado y dirigido con lentitud en trozos cada vez más pequeños por distintas especies y así, centímetro a centímetro, es procesado cada vez más a más profundidad. De lo que queda se encarga la lluvia, la cual empapa los restos orgánicos.
LA EDAD DE LOS ÁRBOLES
Yo aprendí cuando hacía mis estudios de economía con especialidad en economía agraria, el sorprendente resultado de algunos estudios en el sentido de si los árboles jóvenes cumplían mejor función en los ecosistemas que los árboles adultos, pues fíjense ustedes, la conclusión de algunos estudios realizados en todo el mundo, y es que cuando más viejos son los árboles más rápidamente crecen.
Por consiguiente, los árboles con un tronco de un diámetro de un metro producen tres veces más biomasa que los ejemplares con la mitad de grosor. Por tanto, en el mundo de los árboles viejos no significa débil, encorvado o vulnerable, sino todo lo contrario, dinámico y productivo.
Así, pues, los árboles son claramente más productivos que los jovenzuelos, y en relación con el cambio climático, son importantes aliados de la humanidad.
Lo anterior nos lleva a concluir que si lo que queremos es utilizar los bosques para combatir el cambio climático, entonces debemos dejarlos envejecer, tal y como abogan las grandes asociaciones de defensa de la naturaleza.
Al menos es lo que parece, que un árbol de 120 años debe ser trasladado a términos humanos, un adolescente, en todo caso, es el que puede captar más CO2 del aire.
Dicho lo anterior, nosotros los seres humanos no podemos hacer otra cosa que cambiar nuestra manera de proceder frente a este eslabón que no es nada distinto que un factor que está aquí en la tierra para favorecernos y obviamente prolongarnos la vida, sin árboles vamos directo al descomunal desierto del planeta donde la vida es imposible. ¿Será que los recuperamos y protegemos para evitar tanto calor y continuar con la vida en el planeta?
POR HERNÁN MAESTRE MARTÍNEZ/ ESPECIAL PARA EL PILÓN.