X

La fuerza sobre el Derecho

Para vivir en sociedad los seres humanos acuerdan un pacto social implícito que les otorga ciertos derechos a cambio de abandonar la libertad de la que dispondría en estado de naturaleza, donde prevalece la ley del más fuerte.

Es el sometimiento del hombre a la ley, ley que reconoce los derechos y deberes del conglomerado social y cuya finalidad es el bien común. Es así como se renuncia a la defensa privada del “ojo por ojo y diente por diente”, dejando el monopolio de las armas en la fuerza pública. 

El paro nacional que lleva más de 20 días, con manifestaciones de todo tipo, unas veces pacíficas y otras con actos de vandalismo y saqueo de locales comerciales, tiene una masa variopinta integrada por estudiantes, sindicatos, centrales obreras, indígenas, trabajadores de las EPS, entre otros. Ciertamente en algunas ciudades ha habido bloqueos que evitan la circulación normal de vehículos de carga, produciéndose el desabastecimiento en las centrales de abasto, y en los almacenes de cadena, amén del encarecimiento de los productos de la canasta familiar.

Los motivos de las protestas son múltiples, van desde el retiro de la reforma tributaria, la reforma a la salud, el desempleo juvenil, la pobreza, la desigualdad, la falta de oportunidades, la corrupción.  Se ha tratado de contrarrestar el accionar de las marchas con la fuerza pública, es así, como las cámaras registran excesos de lado y lado, y claras violaciones al Derecho Humanitario. Los ánimos están caldeados y la manera de apaciguarlos es a través de la negociación. 

Hay un claro vacío de poder, no hay confianza en las instituciones del Estado, se ha perdido gobernabilidad, reina el caos y la incertidumbre. Se toma la obvia decisión de no hacer la Copa América en nuestro territorio porque no están dadas las condiciones. También se deberían adelantar las vacaciones de mitad de año, mientras se negocia con los actores del paro nacional. 

El poder, que es la facultad para actuar por parte del presidente, tiene muy poca credibilidad, amén de estar en su recta final. Se viene un proceso electoral en medio de la pandemia y las protestas y la falta de autoridad es patética. 

El Congreso brilla por su ausencia, y el trabajo de contención se lo han dejado a la fuerza pública con el agravante que cada operativo que realiza queda grabado en un celular, y puede ser usado en su contra. Estamos frente a la barbarie, en las calles predomina la fuerza sobre el Derecho y esto no parece tener un fin cercano. ¿Estaremos a las puertas de un gobierno de facto? ¡Qué Dios meta su mano!

darioarregoces@hotmail.com

Categories: Columnista
Dario_Arregoces: