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La Fuente del obispo Clavijo

La vereda la Fuente, municipio de Tocancipá, Cundinamarca, Valledupar, el Cesar y La Guajira, Sincelejo y Sucre, la iglesia toda, estamos de plácemes y muy alegres porque el atrayente Papa Francisco ha nombrado Obispo al padre José Crispiniano Clavijo Méndez, otro hombre de iglesia altamente ejemplarizante para eclesiásticos y ciudadanos en general.

El reportaje en EL PILÓN del día 15 de marzo es un límpido espejo personal de su recio carácter de hombre confiable y de pastor de almas en su misión evangelizadora.

Allí nos hace saber, con sencillez, que siendo muy jóven, hacia la década de los 60, padeció y hubo de superar una crisis intelectual de fe – ¿quién no si se es inteligente?
Posteriormente, dicho con metáfora, su Fuente natal se transformó interiormente en un grandioso manantial de fe viva, acrisolada por su compañera la humildad, e ilustrada, sin duda, por un discernimiento racional permanente, para finalmente asentarse sobre ese depósito de sabiduría que nos legara el Obispo de Hipona, San Agustín, padre de la iglesia: “Creer para entender y entender para creer”.

Por tanto, de aquellas cavilaciones y claros oscuros que suelen visitar la mente de los pensadores de cosas profundas, él resurgió rescatado por la gracia de Dios, que lo recuperó en el sentido espiritual y le devolvió duplicada la fe y el amor a la iglesia.
De alguna manera esto trae a mi memoria lo que Dios del Antiguo y Nuevo Testamento le comunicó al jóven inexperto y temeroso Jeremías, a quien quería para sí y sus designios como profeta: “Yo te he llamado antes de que tú me conocieras, antes de que tu nacieras yo te había formado en el vientre de tu madre”. Este es el destino de los elegidos por Dios.

En las almas de las personas que el padre Clavijo cuidó, y sin duda curó, de esta región, deja enseñanzas salvadoras. Muchas otras obras realizó como párroco y últimamente como Rector del Seminario Juan Pablo II, tomó decisiones importantes como la de aumentar por dos años más los estudios para la formación de los futuros sacerdotes.

Capacitación intelectual, como lo requieren los tiempos de ahora, y vocación verdadera y santa, afianzarán la transmisión de una doctrina cristiana sólida en procura de una vida espiritual, personal y comunitaria más robusta en la fe.
A la afortunada Diócesis de Sincelejo la felicitamos vivamente por merecer ser guiada por un hombre santo. Nos desprendemos de él con nostalgia, sin embargo con alegría cristiana, ya que la Diócesis de Valledupar es forjadora de Obispos, primero monseñor Salas y ahora monseñor Clavijo, y otros están en la línea de espera.

Además, nuestra Diócesis ha contado desde su creación con obispos santos: primero el español Vicente Roig y Villalba, a quien llamábamos el obispo bueno; luego el tolimense José Vicente Valbuena Jáuregui, el obispo impulsador de la que hoy día es la pujante feligresía vallenata, organizada y participativa; y actualmente el caldense Oscar José Vélez Isaza, inteligente e infatigable trabajador, sin descanso hasta enfermarse. A todos, que Dios los bendiga.
rodrigolopezbarros@hotmail.com

Rodrigo_Lopez_Barros.: