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La foto del miedo

Aquí mucha gente vive con angustia. Las calles se han convertido en un nudo de temores, sospechas y furias. El prójimo inspira poca confianza, más cuando anda mal vestido y masticando chicle. Hay quienes prefieren no salir de sus casas, añoran volver a sentarse en la terraza mientras aparece la noche o amanecer recitando los versos de Escalona en una esquina. Ahora Valledupar es carcomida por la zozobra, por el crimen.

La semana pasada fue agobiante. El lunes, un tipo en una motocicleta y con revolver en mano, le robó dos iPhone al Secretario de Ambiente del Cesar, Andrés Arturo Fernández, en la puerta de la casa de sus padres, que se encuentra ubicada en el barrio Los Ángeles. El miércoles le robaron dos acordeones al músico arhuaco José Ricardo Villafañe Álvarez en el barrio Obrero e hirieron a un comensal durante un intento de atraco en un restaurante situado en la avenida Simón Bolívar con calle 39. El viernes imperó la intranquilidad, el pánico: en la tarde mataron a un operador de maquinaria pesada en el Centro y en la noche ultimaron a un comerciante en el 7 de agosto.

De acuerdo con el artículo 315 de la Constitución Política de 1991, el alcalde tiene la función de “conservar el orden público en el municipio, de conformidad con la ley y las instrucciones y órdenes que reciba del presidente y del gobernador”. Además, al ser la primera autoridad de policía del municipio, “…la Policía Nacional cumplirá con prontitud y diligencia las órdenes que le imparta…”. Así que ante la situación de miedo que vive Valledupar, Tuto Uhía tiene la responsabilidad constitucional y legal de impartir disposiciones, diseñar estrategias y ofrecer herramientas para garantizar la seguridad ciudadana: el amparo de la vida, la honra y los bienes de los vallenatos dependen de su labor.

Sí, Tuto Uhía debe asumir el mando con entereza. Ya basta de fotos huecas y discursos grandilocuentes, se requieren resultados. Si la policía está fallando, las directrices y las estrategias del alcalde también. Tuto está dejando ver su impericia, su falta de autoridad y credibilidad. Es activo y entusiasta, pero anda perdido en un laberinto de imprecisiones. Necesita la ayuda de unos asesores que sepan del tema, que formulen un plan eficaz y que tengan la gallardía de decirle la verdad en la cara.

El alcalde y la policía deben trabajar de la mano. A Tuto no solo le concierne brindar herramientas físicas para neutralizar a los delincuentes (vehículos, gasolina, cámaras), sino también institucionalizar una política criminal integral: llegar a todos los rincones de la ciudad con el aparato policivo, administrativo, social y cultural del Estado. Tiene que promover labores de inteligencia que desmantelen los nichos del crimen, aumentar la operatividad en las zonas más riesgosas e instaurar una red de informantes. Asimismo, hacer presencia con puestos de salud, colegios, bibliotecas, escuelas deportivas y artísticas. Por supuesto, algunos dirán que eso suena difícil, pero: ¿Quién dijo que ser alcalde de Valledupar era un trabajo sencillo?

Bueno, aunque Tuto tiene una responsabilidad enorme, el tema de seguridad nos atañe a todos, eso también es verdad. Los ciudadanos debemos denunciar, ser más solidarios con las víctimas. El gobernador (Franco luce como una estatua ante el problema), el presidente y la rama judicial, no pueden quedarse atrás, es hora de que den la cara. Al alcalde hay que rodearlo, no podemos dejarlo solo, menos ahora que su inexperiencia ha perdido el disfraz. Claro, exijamos resultados, pero también vamos a ponernos a tono con los hechos. Hoy, la foto de Valledupar, repito, la foto de Valledupar, no las imágenes publicitarias de Tuto que circulan por ahí, muestran una realidad dolorosa: ojos con miedo.

@ccsilva86

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Carlos Cesar Silva: