Cortísimo Metraje
(Micro novela coleccionable o una novelita aristocrática)
Por Jarol Ferreira Acosta
“La tormenta de whisky revienta la maquinita de fabricar besos”.
Rafa Chaparro Madiedo
19. Mucha gente, poca luz, cotorreo. Lo más selecto de la aristocracia se pavoneaba por los salones dispuestos para ese fin en esa casa. Había muchas mujeres, pero Nany sobresalía. Nina se había quedado en la entrada para recibir al resto de los invitados. Una tipa estilo futurista, de pelo liso hasta la barbilla, llegó apoyada en un muchacho raquítico, que se quejó porque para su paladar el vino estaba avinagrado, y lo rechazó. El vino estaba perfecto. Nany estaba radiante, era una de las mejores vestidas. Saludaba a viejos y a nuevos amigos que iban donde ella a responder con venias a su presencia. Que dónde se había metido, que estaba delgadísima, y algunas propuestas subidas de tono que fueron justificadas por Nany debido a la avanzada dipsomanía en la que se encontraba la mayoría, todos con aire de pedantería y horizontes orbitando al universo desde sus fortunas, que se iban hacia otras economías en salvajes persecuciones hacia las más altas tasas de interés.
20. Pareces recién llegado de un safari en África, le dijo Nany a un viejo conocido, que le respondió: en Madagascar, para ser exacto; pero es raro estar allá, es realmente lejos y sin oír noticias del país uno empieza a sentirse solo ¿Vacaciones frustradas? Bromeó Nany. Algún día yo también quisiera internarme en el corazón de la nada, bien acompañada por supuesto. Sin duda, los gays fueron los que más alabaron la elegancia de Nany ¡Una cura para el callejón sin salida de la aristocracia! le dijo uno de ellos. A lo que las mejillas de Nany respondieron ruborizándose. A pesar de haber sido una mujer con toda la fortuna que cualquiera podría desear, desde niña Nany había tendido hacia la timidez de su madre, quién había muerto durante su adolescencia. Cuando eso pasó su vida se fragmentó. No podía recordar con claridad donde estaba ese día, qué hizo para protegerse de esa desolación y como pudo manejarla. Cuando alguien fallece, una de las preguntas que las familias deben responderse es qué hacer con las pertenencias del difunto, y Nany, en ese momento una muchacha sensible pero práctica, sugirió a su padre regalar todo lo que usó su madre, ostentando una condición signada por el desprendimiento.
21. Los papás de Nany se conocieron mientras su mamá estaba de vacaciones y su papá trabajaba en la empresa de su abuelo, a quién Nany escasamente conoció. Aunque no fue amor a primera vista se casaron después de un año de noviazgo, siendo su mamá mucho más joven que su papá, porque Nany ya se había implantado en su interior. Tenían ganas de vivir juntos y fuera del país tuvieron la oportunidad de hacerlo en Europa y Norteamérica, desarrollando su libertad lejos del alcance de las familias de ambos, que se demoraron en aceptar la unión y el inesperado anuncio del nacimiento de Nany. Al regresar al país, se radicaron en una de las haciendas de la familia y se dedicaron por completo a la crianza y educación de Nany, olvidando todos sus compromisos pero no a sus amistades, quienes iban a visitarlos desde diferentes partes del mundo. Sus primeros años de matrimonio fueron maravillosos desde todo punto de vista, hicieron muchos negocios y en todos les fue muy bien: finca raíz, exportación de bienes agroindustriales, importación de maquinaria, acciones, bonos, etc. Compraban por poco y vendían por mucho más, lo cual los ponía en una situación de estabilidad muy cómoda. Viendo antiguos rollos de películas familiares de la infancia de Nany es evidente la abundancia del hogar. (Continúa)