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La fidelidad

“Muchos se tienen por hombres de bien, pero ¿quién hallará un hombre fiel? Proverbios 20,6. La fidelidad no es algo frecuente en nuestros días. Lo demuestran tantos escándalos de corrupción. Relacionamos la fidelidad con cosas viejas: Mi perro viejo es fiel. Mi R-4 es viejo, pero fiel.
Ser fiel significa ser digno de confianza, leal, consistente, estable, permanente. No presumiendo de intachable, sino humilde y reconocedor de los errores y equivocaciones, propios del crecimiento en busca de la madurez. Debemos aprender a ser fieles porque Dios es fiel y premia la fidelidad. Definitivamente, Dios quiere que seamos fieles en nuestras relaciones y con nuestros recursos. Podemos ser talentosos, educados y creativos, pero pocas cosas son tan importantes como la fidelidad.
Todos buscamos fidelidad en otros. Pero, ¿alguien puede confiar en nosotros? La fidelidad es una cualidad que podemos desarrollar en nuestras vidas.
Esforcémonos en cumplir nuestras promesas. “Vale más no hacer votos que hacerlos y no cumplirlos”.
Honremos los compromisos. Especialmente en el hogar y en la relación de pareja. Esto es una decisión, nos comprometemos sin esperar nada a cambio.
Sirvamos con nuestros talentos. La fidelidad no depende de lo que no tengo o no puedo hacer; sino de lo que hago con lo que tengo y sé hacer. Soy responsable de usar los dones y talentos que Dios me dio. No todos seremos brillantes, pero podemos ser fieles.
Aprovechemos bien el tiempo. “No vivamos como necios, sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos”. El lamento por el pasado, mirando atrás y tratando de cambiar cosas que no podemos cambiar o la preocupación por el futuro, angustiados por hechos que tal vez nunca sucederán, son maneras típicas de perder el tiempo.
Cultivemos las amistades apropiadas. “En todo tiempo ama el amigo y es como un hermano en tiempo de angustia”. Los amigos verdaderos son firmes y dignos de confianza. Se puede contar con ellos en tiempo de crisis. Un amigo verdadero, no te juzga, te acompaña hasta el final. ¡Apoyemos a nuestros amigos!
Administremos bien el dinero. Esta es una de las áreas en donde mayormente demostramos fidelidad. “Si en las riquezas injustas no fuisteis fieles, ¿quién os confiará lo verdadero?”. ¿Somos buenos administradores de los recursos que Dios nos confía? La manera como damos, gastamos, ahorramos e invertimos, habla de nuestra fidelidad.
Seamos esforzados en el trabajo. Diligencia, confiabilidad, puntualidad, consistencia, son hábitos deseables en todo trabajador. El cuidado en los detalles, la visión panorámica, la solución de conflictos, el trabajo en equipo, la capacidad de resiliencia. En fin, todo esto es parte de la fidelidad. “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres”.
Crezcamos espiritualmente. Esto implica no solamente el deseo de conocer más de Dios, sino también el compromiso con una iglesia, comunidad o parroquia local. Envuelve pasar de ser miembros consumidores a socios productores, que aportan y contribuyen con el cambio.
Amado amigo lector: ¿Puede alguien confiar en ti? Nuestro Señor Jesús, nos dejó encargados de sus negocios aquí en la tierra, prometió que un día volvería. Cuando regrese, ¿nos encontrará siendo fieles?
Dios bendiga tu vida y tu casa y derrame una unción de fidelidad sobre todo lo que haces.
¡Dios premia la fidelidad! “¡Sé fiel hasta la muerte y yo te daré la corona de la vida!”. Abrazos y bendiciones en el nombre del Dios fiel.

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