La llegada del Real Soacha Cundinamarca FC al Torneo de Ascenso, en reemplazo del Valledupar FC, reabrió el debate sobre la facilidad con la que los dueños de equipos profesionales en Colombia pueden cambiar la razón social y la sede deportiva.
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En menos de 20 días, el Valledupar FC pasó de estar cerca de clasificar a la final del primer semestre de la B a desaparecer por completo.
El proceso comenzó el 21 de junio, cuando el presidente del club, Nicolás Baena, anunció que habían solicitado el cambio de sede y razón social a la Dimayor. Al día siguiente, en una asamblea extraordinaria de la junta directiva, se ratificó esta solicitud. Finalmente, el 6 de julio, la Dimayor aprobó el cambio en una asamblea extraordinaria.
Sin embargo, este no es el primer caso de cambio de sede y nombre de esta ficha. En 9 ocasiones anteriores, los dueños de la misma solicitaron a la Dimayor realizar dichos cambios.
La historia de la ficha que ahora representa a Soacha comenzó con el Club Deportivo Armenia en 1991, que participó en la Primera B hasta 1992. Luego, en 1993, surgió el Atlético Guadalajara de Buga Fútbol Club en reemplazo del desaparecido Deportivo Armenia. Sin embargo, debido a malas campañas y falta de apoyo económico, también desapareció.
En 1995, apareció el Independiente Popayán, pero solo duró hasta 1997, cuando fue reemplazado por el Real Floridablanca. Este último equipo, con sede en el municipio de Floridablanca, Santander, tuvo un inicio en la rama profesional en 1997, pero al año siguiente quedó último en el Torneo de Ascenso y desapareció.
En el Torneo II de 1999, apareció brevemente el Atlético Popayán, que disputó un solo semestre. Luego, en 2000, surgió por primera vez un club con sede en el municipio de Soacha: el Unión Soacha, que duró dos años. Le siguió el Dimerco Popayán, que actuó entre 2002 y 2003.
Finalmente, en 2004, surgió el Valledupar FC, que mantuvo su historia en el fútbol profesional colombiano durante 20 años hasta que un fondo de inversión extranjero adquirió la ficha en 2021 y la trasladó a Cundinamarca, dando origen al Real Soacha Cundinamarca FC.
Este historial de cambios de nombre y sede ha generado cuestionamientos sobre la estabilidad y la identidad de los equipos en el fútbol colombiano. Algunos argumentan que se deberían establecer regulaciones más estrictas para evitar la facilidad con la que los dueños pueden cambiar la razón social y la ubicación de los clubes, ya que esto puede afectar la tradición y la conexión de los equipos con sus seguidores y comunidades locales.