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Sí a la familia, no a la desinformación

Internet lo hizo de nuevo. El rumor de unas cartillas con alto contenido sexual que se distribuirían en colegios para guiar a los menores de edad a que escogieran su orientación sexual, se propagó en redes sociales. La voz corrió, saturó los grupos de WhatsApp, mensajes en Facebook, Instagram y Twitter, casi que se anunciaba el apocalipsis por repetir una mentira que casi termina por convertirse en verdad.

Lo peor, en ese mundo irreal, era que estas cartillas eran supuestamente coordinadas desde el Ministerio de Educación. Al final no eran ciertas las tales cartillas, pero lo que si no es mentira es que están revisando los manuales de convivencia de los colegios, atendiendo una orden de la Corte Constitucional de septiembre año pasado, cuando falló la tutela que puso la madre del estudiante Sergio Urrego, que se quitó la vida por la discriminación sexual de la que era víctima en el colegio Castillo Campestre de Bogotá.

El pequeño rumor se convirtió en una gran bola de nieve que hizo que las asociaciones de padres de familia salieran a organizar una marcha para reafirmar su apoyo al núcleo familiar, con base en el modelo tradicional (madre, padre e hijos), que hoy se realizará en varias ciudades colombianas.

Aunque hubo desinformación y actuaron con base en rumores y mentiras que finalmente lo que buscan es tumbar del cargo a la ministra Parodi, más por su condición homosexual que por su gestión, hay que reconocer que poner el tema en la agenda regional y nacional es oportuno.

Es importante que la sociedad, desde su núcleo primario, se preocupe no solo por una coyuntura como esta, sino permanentemente por la formación y educación que se les da a los niños desde el hogar, para que sean personas de bien, con valores y principios que permitan construir un país mejor, sin corrupción ni miseria.

La alerta que se generó en los colegios, muchos hoy apoyan e invitan a la marcha en Valledupar, se dio por la formulación de 30 preguntas, que según el viceministro de Educación, Víctor Saavedra, “son preguntas orientadoras, no de imposición, que se están desarrollando en compañía de Unicef y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa)”.

Este tema es bastante espinoso y no hay que olvidar que la discriminación no le hace bien a ninguna comunidad. Las diferencias sexuales hacen parte de los disensos como ciudadanos y como comunidad, y no deben generar más división y polarización de la que ya existe en Colombia. No se trata de una guerra entre dos bandos: los que defienden la familia y los que defienden la diversidad sexual. De lo que se trata es de aceptar las diferencias de unos y otros y vivir en paz, en armonía. Hoy a marchar por la familia, pero que no sea flor de un día, sino de todos los días, para mantener el núcleo básico de la sociedad en el marco de los valores y principios.

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