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La expansión del Islam

Apoyados en los enormes ingresos económicos que suponen las explotaciones de los pozos de petróleo hallados en los países árabes de Oriente Medio tales como Arabia Saudita, Iraq, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, Abu Dhabi, Yemen, Quatar, etc. el Islam o religión musulmana, se ha expandido por todo el mundo financiando la construcción de mezquitas, especialmente en Europa durante el siglo XX y lo que llevamos del presente siglo XXI, donde ya existen en muchas de las capitales europeas.

Sin entrar en el tema de si el Islam es una religión de paz o de guerra contra los infieles no musulmanes, lo cierto es que algunas o muchas de esas mezquitas–no sabemos si son muchas o pocas- se utilizan por los imanes o predicadores islámicos, para sembrar el odio contra los europeos que no aceptan en general el convertirse a la religión musulmana.

Pero lo más curioso del caso es que a su vez, esos países árabes financiadores del coste de las mezquitas europeas no admiten en absoluto que se construyan iglesias cristianas en sus territorios, bien sean católicas, ortodoxas o evangélicas. ¿Por qué hemos aceptado los países europeos la construcción de esas mezquitas sin exigir a cambio el compromiso de que se construyan iglesias cristianas en los territorios árabes donde impera el islam y donde además no se respetan los derechos humanos?

Si no toleraríamos a un amigo su falta de correspondencia o reciprocidad a nuestras invitaciones amistosas ¿por qué extraña razón lo toleramos en las relaciones amistosas internacionales con esos países musulmanes y no les exigimos la justa correspondencia?

Puede haber varias falsas razones para justificar un hecho tan palmario. Una de ellas es la afirmación de algunos analistas políticos que defienden la superioridad de las democracias europeas sobre los regímenes autoritarios implantados en los países islámicos. Esta afirmación descubre la arrogancia de creernos superiores por nuestras leyes y modos de vida a esos países árabes autoritarios.

Otra falsa razón es la de algunos políticos de izquierda y otros de la derecha acomodaticia que se alegran de que las religiones cristianas pierdan influencia en Europa modelando el pensamiento de muchos ciudadanos, pensamiento que en el plano político nos ha llevado a tener el sistema de libertades democráticas que gozamos. Todo ello sin tener en cuenta a dónde nos llevaría el dominio del Islam cada vez más creciente.

Y una tercera falsa razón es la presunta necesidad de mantener relaciones económicas con los países islamistas para la importación de petróleo refinado y otras muchas posibilidades comerciales de intercambio de productos. En mi opinión no es absolutamente necesario comerciar con ellos y se pueden establecer esas relaciones con otros países donde no se dé esa incongruencia o falta de reciprocidad en el plano religioso.
Habría por tanto que revisar esta situación y no permitir la construcción de nuevas mezquitas en Europa e incluso considerar la oportunidad de cerrar todas o algunas de las que ya existen, mientras no se llegue a un entendimiento mutuo que garantice el principio de reciprocidad.

Por Roberto Grao

 

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