X

La ética del deudor

Por: Valerio Mejía Araujo

“Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo… ” 1 Corintios 15:10

Se acaba de terminar un evento maravilloso en Santa Marta; cien mujeres, durante tres días, estuvieron alabando, aprendiendo y glorificando a Dios en una cita denominada: “Congreso de Mujeres en Honor al Espíritu Santo”. La repercusión será grande porque estas mujeres traerán la primavera del Espíritu a sus hogares y sitios de trabajo, aportando cambios y restauración a todas partes. Y como estamos agradecidos con Dios, este será nuestro tema de hoy. Así, pues, solamente podemos elevar nuestros ojos al cielo y decir como dijo alguna de las asistentes: ¡Dios cumplió! ¡Gracias Señor!
En ocasiones, la vida cristiana se describe como un esfuerzo por pagar la deuda que tenemos con Dios por todas aquellas cosas buenas que recibimos de la vida. Y aunque todos sabemos que nunca la pagaremos completamente, la ética del deudor nos exige que nos esforcemos para saldarla. Frente a eso, Dios se esmera en recordarnos que él obrará por quienes lo siguen en obediencia de fe y no espera que obremos para él por gratitud. Haciéndonos caer en la cuenta, que toda obra cristiana para Dios es un regalo proveniente de él mismo, y consiguientemente no puede concebirse como pago de una deuda. Esto hace que toda obra que realicemos con la intención de pagarle a Dios, logrará justo lo opuesto, nos endeudará más con su gracia.
¿Cómo entonces funciona la gratitud como motivación diaria? El punto crítico es: ¿cómo lograr que la gratitud pueda motivar obediencia sin sucumbir a la mentalidad de deudor? Yo diría que la gratitud es una respuesta ante la buena voluntad de alguien para nosotros. Es una especie de gozo que surge en el corazón como respuesta a la buena voluntad de alguien que trata de hacernos o nos hace un favor.
Si la clave es el gozo, cada vez que se experimenta gozo, es porque hay algo que nuestros corazones han considerado valioso. La causa del gozo es siempre un valor percibido, mientras más valor tenga algo para nosotros, mayor será nuestro gozo al recibirlo. Pero además el gozo es contagioso y gregario, lleva en sí un impulso expresivo y comunicativo, contagia a otros para saborear juntos el valor.
Amados amigos lectores, el secreto de cómo la gratitud motiva la obediencia, radica en la naturaleza del gozo. Todo gozo lleva en sí el impulso de demostrar la belleza y valor de su objeto. Esto nos abre un interrogante muy grande: ¿cómo debería mostrarse nuestro gozo en el valor del don que Jesucristo nos da?. Respuesta: ¡De manera que honre la naturaleza y el objetivo de la buena voluntad de Dios para con nosotros! Manifestada al dar a su hijo, de manera incondicional e inmerecida, soltando su amor y su perdón, para producir  la renovación que transformaría a las personas en reflectores de la gloria de Dios. La manera de expresar nuestra gratitud por Dios, es haciendo y diciendo aquello que honre su naturaleza. Esto excluye la ética de deudor, cualquier intento de expresar gratitud mediante el pago a Dios, contradeciría la naturaleza libre y espontánea de su don gratuito y misericordioso. Cualquier intento por dejar de ser beneficiario de Dios para convertirnos en benefactores, eliminaría la acción de la cruz, donde nuestra deuda se pagó de manera tan completa que por siempre seremos mantenidos en el estatus de recipientes, no de dadores.
La manera en que nuestro gozo debe expresar el valor de la libre gracia, es reconociendo que no la merecemos y depositando en ella nuestra fe y esperanza.
Así, la gratitud podrá degenerar en ética de deudor si sólo tomamos en cuenta la gracia pasada y no la gracia futura. Hacia el futuro, confiamos en que Dios obrará por nosotros a partir de ahora, lo que significa que bien sirve de motivo en la medida en que da lugar a la fe, convirtiéndose en el punto central de toda la Escritura: “La fe que obra por el amor”.
“Querido Dios, ayúdanos a proyectarnos hacia el futuro con fe y esperanza, confiados en la obra de Cristo en la cruz a favor nuestro. Cuenta con nuestra eterna gratitud por lo que eres y por lo que haces. Gracias. Amén”.

Con inmensa gratitud a Dios por tu vidas…
valeriomejia@etb.net.co

Categories: Columnista
Valerio_Mejia_Araujo: