La vereda El Cielo queda a 10 minutos de Valledupar, pero las 156 familias que allí habitan viven su propio infierno con altas temperaturas y la falta de agua.
A este asentamiento humano informal, ubicado en el sur de la capital del Cesar, el Fenómeno de El Niño, pareciera que se les adelantó hace más de año y medio cuando dejaron de utilizar los pozos profundos que los surtían del preciado líquido.
No es que se hayan secado los pozos, pasó algo peor según cuenta Aristides Hernández, líder comunitario de El Cielo.
“La Secretaría de Salud hizo estudios al agua y luego de varias epidemias se detectó que no era apta para el consumo humano”, relató.
El asentamiento tiene 24 años, se creó luego de que varias familias llegaron a la zona aledaña al corregimiento de Valencia de Jesús para explotarla con la fabricación artesanal de ladrillos, su principalmente fuente ingresos. Sin embargo, la gente dice que ya ese no es un buen negocio, ante la competencia de las grandes industrias la demanda del producto en la actualidad solo les lleva a fabricar entre 400 y 500 ladrillos mensuales.
Al igual que los productores del campo solicitan ayuda del gobierno para sobrellevar la crisis por el verano permanente que padecen.
Para ellos el agua es su más preciado tesoro, que durante una semana cuidan y usan racionalmente para el aseo de sus casas y consumo humano, ya que es el tiempo que tarda el Cuerpo de Bomberos de Valledupar en abastecerlos con el preciado líquido.
“Esa agua no da abasto para tanta gente, pedimos es que el carrotanque pueda venir dos veces a la semana, porque el agua que está en la vereda es subterránea de pozo y no son aptas para el consumo”, dijo Arístides Hernández a los concejales y representantes de la alcaldía de Valledupar que el pasado sábado participaron de una sesión especial del Concejo en El Cielo.
Durante el debate, se expuso la dramática situación de riesgo que viven los niños que estudian en la sede de la Institución Educativa Luis Ovidio Rincón Lobo.
“Ellos consumen del agua que hay dentro de la vereda, pero que todos sabemos que no es la mejor. Yo he siempre he venido en contacto con los diferentes directivos de la comunidad y conversamos que el pozo tiene problemas que se le filtran cuestiones de excrementos, estamos pendientes con el concejo para que esto se vaya subsanando”, explicó el rector Armando Amaya.
Esta imagen fue captada el sábado en el corregimiento de Badillo. Así esperan los habitantes de esta población el carrotanque que los abastece de agua.
El educador aprovechó la oportunidad para solicitar apoyo en la construcción una sala de informática, aulas de clases y el encerramiento de la escuelita para que los dueños de lo ajeno no sigan robándose lo poco que la institución ofrece a los niños.
A cuenta gotas
Para calmar la sed en El Cielo, semanalmente llega un carrotanque del Cuerpo de Bomberos de Valledupar con 2.800 galones de agua, operación que el organismo de socorro repite en corregimientos como Aguas Blancas, Badillo, Guacoche, Alto de Vuelta, El Jabo, Patillal y hasta La Junta, en La Guajira.
La mayoría de estas poblaciones no cuentan con acueducto y si tienen, no funciona o el agua no es potable.
Semanalmente son más de 25 mil galones de agua que se toman de los hidrantes de la capital del Cesar para calmar la sed de los corregimientos, según explicó el capitán Óscar Lúquez, comandante del Cuerpo de Bomberos.
“La comunidad con respecto al tema de agua pide más viajes semanales porque no les alcanza lo que se les está llevando”, así se refirió a la demanda que vienen haciendo los habitantes del área rural.
De igual forma expresó que debe organizar los puntos de acopio para que el carrotanque no se retrase y pueda cumplir con el itinerario.
“A Patillal que es el corregimiento más grande se le está llevando dos viajes. Aunque tiene acueducto, el agua no es potable”, dijo Lúquez.
Compromisos
El presidente del Concejo de Valledupar, Iván Lúquez Mindiola, dijo que la sesión especial en la vereda El Cielo les permitió conocer de manera directa las necesidades de la comunidad por lo que esta iniciativa se replicará en otras poblaciones.
“La conclusión es el reflejo de las necesidades básicas insatisfechas de la zona rural de Valledupar, en materia de infraestructura educativa, deficiencia en la prestación del servicio de salud, la problemática que tiene con la ilegalidad de los predios.
A partir de ese diagnóstico que hemos conocido se asumieron diversos compromisos por parte de la administración municipal y otras instancias”, destacó el concejal.
La legalización de los más de 40 predios y la renovación del contrato de comodato entre el municipio y la cooperativa de alfareros fue uno de los compromisos que más expectativa generó en la comunidad.
Proyecto en pañales
Según explicó el gerente de la empresa de servicios públicos de Valledupar, Luis Eduardo Gutiérrez Aroca, la alcaldía está trabajando en los estudios para la operación y funcionamiento de los acueductos regionales de esta capital, cuyo proyecto debe ser aprobado por el Concejo y luego se adjudicaría su ejecución a Emdupar o a otra empresa pública o privada.
El funcionario reconoció que esto todavía está en pañales.
Por Martín Elías Mendoza
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