La pandemia he tenido un doble efecto: atentar contra la vida de las personas y contra la salud financiera de las empresas; son muchas las entidades privadas que quedarán fuera de combate, que ‘san mercado’ no podrá rescatar. Una de ellas es AVIANCA, esa que tenemos como insignia nacional, la segunda empresa aérea más antigua del mundo, la más antigua de Latino América, esa que une a Colombia volando sobre sus abruptas cordilleras, nevados y páramos.
El transporte aéreo es uno de los negocios más competidos y uno de los más frágiles por el costo de sus operaciones y el de su propia infraestructura. En los últimos 20 años han quebrado o fusionado ocho empresas aéreas del mundo; AVIANCA fue rescatada por Germán Efromovich (GE) después de muchos esfuerzos fallidos de esta compañía por hacer alianzas con otras empresas; hoy es un holding con ocho dueños, siendo GE el mayor accionista; está en el top 51 de las cien más grandes aéreas del mundo, acaba de acogerse a la Ley de Bancarrota de los EE.UU., y ahora pretende que el Estado colombiano la rescate.
Las opciones del salvamento son dos: un crédito estatal o participación accionaria por parte de Colombia, aunque esta no le gusta al presidente de AVIANCA quien prefiere un “préstamo favorable para ambas partes”. ¿Qué significa esta condición para el Estado colombiano? ¿Un rescate casi gratuito, con tasas por debajo de mercado? ¿Por qué no dejan que fluyan las leyes del mercado? Ahí está el sistema financiero. Además, si la política de Colombia en los últimos 30 años es vender todas sus empresas para quedarse solo con el aparato judicial y las Fuerzas Militares, toda la represión, no creo que Colombia esté interesada en asociarse con AVIANCA, así sea en forma minoritaria.
Y de hacerlo, por asuntos de equidad, todas las empresas menores de este ramo exigirían igual tratamiento. Según la IATA, las necesidades del sector son USD 1.200 millones, unos $4.8 billones, 0.5 % del PIB, media reforma tributaria. En algunos países, con economías de primer mundo, esto ha sido posible; p.ej., ALITALIA fue nacionalizada. Esta solución hay que analizarla con cabeza fría; ya algunos chovinistas criollos, con cifras arbitrarias, abogan por un rescate en atención a los empleos que genera AVIANCA; en realidad son bastantes pero no tantos.
De su presidente escuché que son 10.000 directos y 17.000 indirectos, pero estos son transversales a muchas empresas, no son absolutos de nadie. Almacenes ÉXITO genera 42.000 empleos directos y no mendiga. Pero, fíjense, la agricultura, acabada como está por políticas públicas, genera 4.9 millones de empleos, el 22 % del mercado laboral, y la ganadería 950 mil. La pregunta obligada es: ¿será estratégico para un país hacer un gran sacrificio solo para mantener una empresa, existiendo otras alternativas de inversión, estas si estratégicas, p.ej., el sector agropecuario que contribuye con el 7 % del PIB? Claro, Colombia sin túneles y sin transporte aéreo es inviable y aunque la ruana roja produzca nostalgia, nadie ni nada es indispensable.
Estaremos atentos porque ya los ministros de Hacienda y Transporte han sostenido reuniones con AVIANCA buscando acuerdos. Los ejemplos de salvamentos abundan; los gobiernos de López M., Turbay A., B. Betancur y Uribe son para recordar.