La Escuela Ambiental del Cesar se fundó en Valledupar por Olmar Fernando Quintero, en 1997. Olmar, un vallenato emprendedor, de ancestros de la provincia de Convención y Ocaña, había desarrollado un proyecto de reforestación en la ronda del Guatapurí con Fundagua, la organización de amigos del agua y del río, que organizaron, hace 30 años, los jóvenes Silverio Pallares, Nicolás Stornelli y el viejo Efraín Quintero Araujo, entre otros.
Abrió Wimpy, la pizzería famosa de Valledupar, en la 12 con 12, que trajo las innovadoras mesas con sillas de alto respaldo aptas para los enamorados. Pero Olmar decidió que más que ganar dinero quería ganar el corazón de los niños y de la naturaleza. Le dijeron entonces que estaba loco pero es solo ir a la Escuela para encontrarnos que su aventura fue una maravillosa idea de transformación y amor.
Lo ha apoyado la ciudadanía pero no con la fuerza esperada. Los gobiernos e instituciones públicas casi nada. “Es ahora que el tema ambiental empieza a ser visible. Esperamos casi 25 años por mi padre que su esfuerzo no fuera en vano. Por eso me vine con Manuel a acompañarlo hace poco. Para salvar el río primero es la sensibilización y la educación ambiental”, dice su hija Carolina, un torrente de animación por la protección de aves, ríos y humedales, árboles y plantas.
Y este sábado, 5 de junio, día internacional del medio ambiente, vale la pena homenajear a soñadores desarraigados de las riquezas, amantes de la vida y guardianes de la naturaleza, a quienes solo los mueve el amor por cuidar lo que es de todos.
Su trabajo, aunque a veces lo crean, nunca será en vano. La semilla crece aún en el desierto. Demora y toma tiempo, pero siempre dará su fruto. Seguramente, esa generación de niños que visitan la Escuela Ambiental, agradecerán en unos años, cuando sean adultos, a quien protegió al río Guatapurí, fuente de vida en Valledupar.
Pero también, en esta oportunidad, debemos insistir en la protección del río Cesar, golpeado por la sordera y negligencia de las autoridades ambientales. Ánimo a todos los que vienen peleando en favor del río, y a la vez, una invitación especial para que todos nos unamos para su protección.
Venezuela, sigue la trocha
Abrimos este 1 de junio la frontera, pero el gobierno venezolano no. Mientras no haya un acuerdo regulatorio del paso de personas y posiblemente bienes, funciona la trocha pero no el paso oficial fronterizo. Hemos insistido en los editoriales que en medio de tensiones políticas fuertes y diferencias entre los gobiernos, debe existir una relación de nivel consular y de entendimiento de las autoridades en las fronteras; cooperación urgente en aspectos humanitarios y de salud.
La de libre circulación de bienes y servicios en un mercado no arancelario andino, ha debido seguir por tirantes que sean las relaciones políticas, como lo hacen países opuestos y pragmáticos en el globo. María Isabel Rueda, afín al gobierno, en El Tiempo (30 mayo): “Nos quedamos solos tumbando a Maduro (…) Los países sin relaciones diplomáticas entre sí casi siempre conservan por lo menos las consulares y hasta las comerciales”.