Dedicado a José Manuel Aponte Martínez, insigne director, y a todos los reguladores que marcaron un hito, en la historia del tránsito en Valledupar.
Al lado de la ‘Zapatería Sabatino’ en una vieja casona pintada a dos tonos, en azul, funcionaba la oficina de tránsito del departamento. El inmueble fue arrendado al reconocido hombre de empresas Manuel Pineda Bastida, la misma se ubicaba en la carrera 12 entre calles 17 y 18.
UNA GESTIÓN DE VIDA O MUERTE
En alguna oportunidad ‘Pepe’ Castro presentó ante el gobernador del Cesar Lucas Gnecco Cerchar, a su gran amigo Epigmenio del Cristo, quien se encontraba pasando una situación económica alarmante, tenía más de dos años de no trabajar, debía arriendos, colegios, facturas en la tienda, recibos de servicios públicos, a tal punto de manifestar, antes de entrar a dialogar con el mandatario, que si ‘Luquita’ no lo atendía esa misma noche se ahorcaba.
El propósito de la visita era recomendarlo ante el mandatario para que lo nombrara como policía de tránsito, el gobernador Gnecco accedió inmediatamente a la petición del senador, tomó el teléfono y por el auricular solicitó a Cecilia Riveira, su asistente personal, hacer pasar al despacho a su secretaria privada, Marina Monsalvo, para que le elaborara una nota dirigida a José Manuel Aponte Martínez, ordenándole el nombramiento de Epigmenio.
UN PECULIAR AGENTE
José Aponte, al recibir la misiva y reconocer la firma del gobernador, ordenó al agente Polo que le diera la inducción como regulador de tránsito debido a que este estaba a punto de pensionarse y Epigmenio se convertiría en su digno sucesor.
A los pocos días el agente del Cristo estaba al igual que Reyes Zabaleta, Ciro Pérez y Reyes Duran, vestido de overol azul, pitando en las calles de Valledupar, con un talonario colgado al cinto, colocando partes y comparendos en los panorámicos de los vehículos a todo aquel que irrespetara las señales de tránsito o estuviera mal parqueado.
LLEGÓ LA PROSPERIDAD
Pasado un año, ‘Pepe’ Castro se encuentra con Epigmenio del Cristo almorzando con toda su familia en el restaurante del hotel Sicarare, al saludarse el senador le preguntó a su amigo, te encuentro en un buen semblante; Si señor, Epigmenio en tono de alegría le responde: “gracias a su recomendación, me ha ido también que hasta carro tengo, salí de deudas y me compré mi casita, a mis hijos los matriculé en la universidad Javeriana, alquilé apartamento en Bogotá para ellos, les compré carrito para que no sufran mucho, cuando vienen de vacaciones viajan en avión, semanalmente les envío encomienda con mercado, ya la mayor está que se casa, casualmente quería conversar con usted para ver si me solicitaba el salón fundadores del Club Valledupar, ella desea realizar la fiesta allí”.
‘Pepe’ Castro lo escuchaba con detenimiento y ante tanta opulencia, le preguntó: ¿Epigmenio, pero ganas muy bien? “Si señor, gano muy bien”, le respondió. Enseguida Pepe Castro le comenta: “Veo que la retribución por ser agente de tránsito es muy buena”, a lo que Epigmenio contestó: “No le puedo mentir senador. Si, es muy buena”. ¿Y por curiosidad, cuanto es el sueldo?, volvió a preguntar Pepe. Epigmenio, sorprendido por la información, respondió: “Senador y además de lo que gano, por lo que hago también pagan”.
Por: Pedro Norberto Castro Araujo