Ya la discusión técnica sobre la conveniencia de la implementación del fracking cerró un primer capítulo, puesto que la comisión de expertos que asesora al gobierno nacional dijo que sí es viable ejecutar proyectos pilotos de fracturación hidráulica para la exploración de petróleo y gas, especialmente en el Magdalena Medio, pero con varias condiciones, cumpliendo estrictos requisitos que mitiguen el impacto ambiental.
Una buena noticia para la industria de hidrocarburos que lleva más de una década esperando luz verde para implementar la polémica técnica de yacimientos no convencionales y hoy está más cerca que nunca de lograrlo, pese a la fuerte oposición de ambientalistas y algunos sectores políticos.
Hace varios meses los petroleros argumentaban que el futuro del país con el fracking no podía quedar en manos de los políticos en el Congreso de la República, porque la discusión debía estar basada en argumentos técnicos y en análisis académicos, en otros escenarios de la institucionalidad más idóneos para analizar y prohibir una técnica de producción de hidrocarburos. Los petroleros ganaron el primero pulso con la posición asumida por el comité de expertos, pero también les avecina otro reto en lo político con la temporada de elecciones regionales.
En el caso del Cesar, se calcula que está el 38 por ciento del potencial de petróleo y 80 por ciento de gas con yacimientos no convencionales del Magdalena Medio, por lo que indudablemente el fracking será caballito de batalla de campañas a alcaldías, concejos y asambleas, principalmente en Aguachica, Río de Oro y San Martín, sur del departamento, donde está instalada la empresa estadounidense ConocoPhillips con dos bloques de prueba.
Ambientalistas se convierten en políticos y políticos en ambientalistas, por lo que exhortamos a los candidatos a dejar a un lado el populismo y se tengan en cuenta los resultados de los estudios técnicos frente a los cuales deben plantear propuestas que permitan un desarrollo sostenible, porque está demostrado que se puede producir petróleo de manera responsable y con menores impactos a la naturaleza.
La decisión no es fácil. El fracking garantizaría las reservas de crudo para los próximos 20 años y se generarían miles de millones dólares en regalías. Tenemos claro que toda actividad económica a gran escala le genera algún grado de afectación al medio ambiente, pero de facto no podemos destetarnos de la producción de crudo sin avanzar en un proceso de transición hacía las energías alternativas y otras materias primas que permitan reemplazarlo.
En el Congreso cursan dos proyectos de ley que buscan prohibir la implementación de la técnica y también será crucial el pronunciamiento del Consejo de Estado, que en primera instancia estableció debía aplicarse el principio de precaución. Ante esta observación, el Ministerio de Minas y Energía interpuso un recurso de súplica del cual espera respuesta y dependiendo de este se decidirá qué hacer.
El camino que se tome debe apuntar hacia el desarrollo económico porque las finanzas del país no están bien y debe procurar la conservación del medio ambiente, una verdadera encrucijada.