Cuando se habla del crecimiento de la población, es inevitable mencionar a Thomas Robert Malthus (1766 – 1834), el primer economista en proponer una teoría sistemática de la población (1798). Explicaba que las poblaciones humanas crecían en progresión geométrica, mientras que la producción de alimentos en progresión aritmética. Por consiguiente, consideró que el aumento de la población debía mantenerse en un nivel bajo para evitar las catástrofes por escasez de alimentos. El principal control preventivo fue el de “restricción moral”, es decir, de la responsabilidad para que la decisión de tener hijo fuera a mayor edad que la habitual y solo cuando se pudiese sostener una familia.
Para la biología ha sido objeto de estudio la problemática de la superpoblación, dado que el límite superior de la capacidad de sostenimiento del planeta está establecido por la capacidad que tienen los seres vegetales de captar energía solar para producir moléculas alimenticias. Cada año, millones de hectáreas de bosques y tierras productivas se están convirtiendo en desiertos por la desforestación, especialmente en los países menos desarrollados. Todo esto son señales claras de que el ecosistema mundial está reduciendo su capacidad de sostenimiento en todas las formas de vida, incluido el ser humano.
El control poblacional es una de las alternativas que deben ponerse en el centro del debate político y científico para evitar el colapso ecológico de la Tierra. Es una de las conclusiones propuestas por el reconocido biólogo colombiano Camilo Mora y por Robert Engelman, miembro del Instituto Worldwatch, organización mundial de investigación sobre el medio ambiente, en un reciente artículo publicado por la revista Science.
Para estos investigadores, la tecnología agrícola no aporta suficientes soluciones para abastecer de alimentos a todas las personas. Cada año deforestamos diez millones de hectáreas, y hay alrededor de mil millones de personas acosadas por el hambre. Es necesario regular la población mediante la educación, con especial énfasis en la mujer. Robert Engelman, en algunos países de África encontró: “que las mujeres que no van al colegio tienen en promedio de 5 a 7 hijos; las que logran la primaria en promedio de 4 hijos, y las que llegan a secundaria, tres. Y las que van a la universidad, solo dos”.
Este promedio es similar a muchos países latinoamericanos. Colombia es un claro ejemplo. Muchas mujeres de escaso nivel educativo y que viven casi en la pobreza absoluta, tienen numerosos hijos. En estas condiciones deplorables, los niños crecen en la desesperanza y la desnutrición, o mueren de enfermedades curables.
En los barrios subnormales de las ciudades, en corregimientos y veredas se observan madres con cinco o más hijos. En algunos casos, madres jóvenes solteras, que milagrosamente sobreviven; otras se desempeñan en trabajos informales y dejan sus hijos al cuidado de la abuela, que también fue madre soltera o de una vecina. Infortunadamente, todavía hay hombres irresponsables que creen que tener hijos es un deporte, y que la crianza es un compromiso exclusivo de las madres.
Por José Atuesta Mindiola