La economía colombiana arranca el 2024 con el pie izquierdo, sigue rengueando sin levantar cabeza. Según el más reciente reporte del DANE, en el primer trimestre de este año el PIB tuvo un magro crecimiento de sólo el 0.7 % y aunque la proyección del Gobierno del crecimiento para el año completo es de 1.5 %, el Banco de la República revisó a la baja su previsión desde 1 % a 0.8 %, el Banco Mundial hizo lo propio, recalculándolo de 1.8 % a 1.3 % y por su parte el FMI desde 1.3 % a 1.1 % (¡!). Y no es para menos, después del débil comportamiento de la economía, que registró un crecimiento de 0.7 % en el primer trimestre de este año.
El ministro de Hacienda Ricardo Bonilla ve el vaso medio lleno y con su optimismo panglosiano reaccionó al momento de revelarse estas cifras matizando los resultados, afirmando que “el cuarto trimestre de 2023 terminó con un crecimiento de 0.3 %, que significa que comenzó la reactivación de la economía que se debe reflejar en este 2024”, asumiendo que entre el último trimestre de 2023 y el primero de este año el PIB creció 1.1 puntos porcentuales, cuando la comparación, en rigor, debe hacerse es con igual trimestre del año anterior, cuyo crecimiento fue de 2.7 %, es decir, ¡2 puntos porcentuales por debajo!
Pero mientras él ve el vaso medio lleno la mayoría de los analistas coinciden en verlo más bien medio vacío. Empezando porque el crecimiento económico completó 4 trimestres consecutivos rozando el cero.
Excepción hecha del sector agropecuario, que creció el 5.5 % y el repunte de obras civiles creciendo el 7.5 % del primer trimestre de este año, los demás sectores productivos, tanto el manufacturero como el comercio, ajustaron 5 trimestres consecutivos a la baja. De no ser por el crecimiento atribuido a la administración pública el crecimiento del PIB en el primer trimestre de este año hubiera registrado una baja del – 0.1 %.
Afirma José Ignacio López, presidente del Centro de estudios económicos ANIF, que “creemos que los siguientes trimestres tendrán un comportamiento similar al primero, repuntando hacia el segundo semestre del año para tener un cierre cercano al 1.1 % anual”. Ello se explica en gran medida por el comportamiento del rubro de inversión, el cual registró un bajonazo en el 2023 del – 24.8 % y en el primer trimestre de este año del -13.64 %. Acumula ya 5 trimestres a la baja. El nivel alcanzado de inversión en este trimestre estuvo por debajo del 15 % del PIB, el más bajo desde 2005.
Ante la ralentización del crecimiento de la economía de enantes y su estancamiento ahora se impone la necesidad de implementar por parte del Gobierno de un plan de choque tendiente a reactivar la economía. El presidente Gustavo Petro, ante el mediocre desempeño de la economía el año anterior, reaccionó diciendo que “el gobierno nacional tiene una responsabilidad. Cuando baja la inversión privada, debe crecer la pública”. Pero, al parecer al presidente no le obedecen, porque a contrapelo de sus directrices la plata sigue en las fiducias y la paquidermia del Estado frena la ejecución de la inversión pública en los momentos en los que más se requiere.
Cota, mayo 18 de 2024
www.amylkaracosta.net