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La docencia universitaria en crisis

COLUMNA PEDAGOGICA


POR: GONZALO QUIROZ MARTINEZ

En un seminario internacional sobre pedagogía universitaria, varios docentes universitarios conversábamos a la hora del café, y llegamos a   varias conclusiones,  entre ellas esbozaré las siguientes.

No es cierto, el hecho que haya aumentado el número de docentes con doctorados y maestrías haya mejorado la práctica pedagógica del docente universitario, son dos cosas bien diferentes. Una es la profundización que adquiere el docente en una determinada área profesional y otra, es que eso haya impactado la transformación de la práctica docente de esos mismos doctores y maestrantes.

Esto indica la importancia que tiene la pedagogía en la docencia  universitaria, tan lejos va la situación que el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), ha buscado una convergencia en la reorganización de la enseñanza superior en torno a modelos de formación centrados en el trabajo del estudiante y el desarrollo de competencias profesionales. Se busca dar el salto del exclusivo y excesivo transmisionismo de contenidos y el control de la adquisición de los mismos mediante exámenes finales, por una transformación de las metodologías, las planificaciones y la evaluación en la docencia universitaria.

Pero también es preciso hacer otros análisis del porqué la docencia universitaria está en crisis, especialmente en nuestro contexto. Lo primero sería revisar profundamente de dónde proceden los universitarios de la región. De qué categorías de colegios son egresados, sí esos establecimientos son públicos o privados y sí son de la zona urbana o rural.

Por otra parte, las universidades que tienen procesos de selección exigentes tienen la probabilidad de tener mejores logros en cuanto a rendimiento académico y una gran disminución de la deserción por este criterio.

Las universidades que tienen procesos de selección flexibles, tienen la probabilidad de tener menores logros en cuanto al rendimiento académico, aumenta la deserción y la docencia entra en crisis, por la excesiva heterogeneidad en los niveles académicos de los estudiantes.

Estudios han demostrado que los estudiantes procedentes de provincias tienen mayor dificultad para adaptarse a la educación universitaria y les cuesta abandonar la metodología clásica escolar adquirida en el transcurso de la educación preuniversitaria. Las estadísticas han reflejado que la deserción universitaria de los cuatro primeros semestres triplica al conjunto de los semestres siguiente en cuanto a rendimiento y aprendizaje.

Al ingresar a la vida universitaria, el o los estudiantes deben hacer lo que los ingleses llaman la “afiliación universitaria”. Esto es nada menos que una acción binaria. Una, porque el primíparo universitario debe asumir el reto del aprendizaje autónomo y debe triplicar los conceptos y contenidos expuestos por el docente en una sesión de clases directa o presencial. La otra, porque el universitario llega a pertenecer a una élite académica o de intelectuales, de donde va  a desarrollar las competencias generales con capacidades analíticas y críticas de todos los aconteceres universales.

Pero que se puede hacer, si muchos de los universitarios no quieren leer ni escribir un ensayo, mucho menos profundizar los temas a pesar de que hoy se cuenta con herramientas tecnológicas eficientes y se tiene la biblioteca más grande del mundo, como es Internet. Estamos en la era del copie, corte y pegue. De todas maneras, cualquier profesional que desee ser docente universitario debería aprobar una asignatura llamada psicopedagogía universitaria.

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