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La difícil profesión de médico

Gilberto Bracho es médico pediatra, nació y se educó en Venezuela, es hijo de padres colombianos. Con la tranquilidad que lo caracteriza manifestó que la situación que vive su país lo obligó a buscar mejores oportunidades en Colombia.

“La corrupción, la inflación y el mal pago y el mal trato está haciendo que el éxodo de especialistas de todas las carreras cada vez sea mayor, por eso decidí venir a Colombia por que es donde reside mi familia”, indicó.
Bracho cuenta que antes de viajar a Colombia, estuvo un año reuniendo cada uno de los requisitos para entrar de manera legal a trabajar en el sector médico colombiano.

“Hace un año y medio me presenté ante el Ministerio de Educación con toda la documentación que me requirieron, ellos me homologaron mis títulos tanto el de médico general como de especialista en pediatría, en ese proceso pasaron tres meses hasta que obtuve vía internet la carta de convalidación”.

Luego de ese proceso el especialista se inscribió ante la Secretaría de Salud Departamental, solicitó la tarjeta profesional y encontró una oportunidad laboral en un centro médico en el municipio de Bosconia.

Expresó que se siente a gusto con el gremio, nunca se ha sentido menospreciado y además ha sido afortunado porque aunque en su país trabajaba, el sueldo que recibía no compensaba el nivel de vida al que estaba acostumbrado este joven pediatra.

Actualmente trabaja en el Hospital Rosario Pumarejo de López, donde también labora el medico ginecólogo Eduardo Suárez, quien en los próximos días cumplirá 20 años de labor poniendo sus conocimientos al servicio de la gente en un consultorio o en el quirófano donde cada día ve nacer nuevas vidas.

Este profesional revela que la situación real de los médicos en la ciudad no es nada fácil. Para algunos es frustrante, no solo en Valledupar sino en toda Colombia, incluso muchos han preferido abandonar el camino y dedicarse a otras actividades para tener una mejor calidad de vida.
“Trabajo hay, pacientes hay, pero nos pagan mal. No nos están respetando los años de estudio, trabajo, los años de experiencia, investigación teniendo en cuenta que los médicos somos unos profesionales que tenemos que estudiar constantemente para mantenernos actualizados y los pagos atrasados y los malos pagos nos están perjudicando”, manifestó.

Este hombre que pasa más tiempo en las clínicas y hospitales que acompañando a su familia, tiene claro que la medicina es una profesión de carácter altruista y considera que quien haya tomado la decisión de ser médico debe tener un gran don de servicio a la comunidad.

Sin embargo él, como todos los profesionales de la salud, pasó por un pregrado de seis años ó siete años, según la universidad. Hizo un internado, en el que tenía que trabajar turnos, en ocasiones de 24 horas, y donde no se les remunera nada. Luego de esto el médico general sale a buscar un empleo que le permita solventar económicamente los cuatro años más de una especialidad con un valor por semestre que supera los 15 millones de pesos.

“Si no nos pagan no tenemos de que vivir y no somos ricos, si trabajamos es porque necesitamos de que vivir. Actualmente en Valledupar algunas EPS pagan la hora de un médico ginecólogo en menos de 30 mil pesos, en otras entre 45 y 50, el sector público es el que mejor trata y le pagan a los profesionales de medicina”, aseguró el ginecólogo.

A esa preocupación de los trabajadores de la salud se suma la competencia de profesionales extranjeros, esta radica en que algunos llegan de manera ilegal sin cumplir con los requisitos legales, sin convalidar sus títulos y ofreciendo una mano de obra indigna.
“Nos preocupa sobremanera los profesionales que llegan de forma ilegal, regalando el trabajo. Eso deteriora aún más el sistema de salud. Hay notables excepciones como es el caso del doctor Bracho que la situación lo hizo huir de la crisis, pero no fue impedimento para que no realizara los procedimientos que exige la ley colombiana”.

Pero la frustración de los médicos no es solo por esta razón. Suárez expone una de las inquietudes que también toca a los pacientes.
“No todos los médicos estudian con vocación de ser médicos. Muchos estudian porque piensan que es una carrera que les va a dar un beneficio económico a futuro y le da un espacio para vivir bien económicamente y algunos lo logran, pero si no sientes nada en el corazón, no vas a sentir pasión; por eso no van a atender a los pacientes como debe ser”, manifestó.

El embotellamiento de los procedimientos en las EPS a causa del sistema de salud es otra arista de la crisis, perjudica la salud de los pacientes y el criterio de los profesionales de la salud, tal como se da a partir de 1993 por cuenta de la Ley 100, cuando el sistema de atención en salud cambió y se basó en un sistema asegurador privado que daría eventualmente cobertura a la totalidad de la población colombiana, que obtendría sus recursos de la población trabajadora que aportaría para ellos mismos, sus familias, y a través de un plan solidario, a las personas vinculadas del régimen subsidiado.

Según Deixi Fontalvo, presidenta del Colegio de Pediatras del Cesar, manifestó que hace más de seis meses decidió implementar el servicio de ‘pediatría home’ (un servicio de atención especializada en la tranquilidad de su hogar), cuando una reconocida clínica de la ciudad decidió reducir el personal médico dejando por fuera de su planta a seis médicos pediatras y contratar personal extranjero. Sin embargo, la clínica cambio de opinión y recontrató nuevamente a los profesionales nacionales.

La mayoría de los especialistas en Colombia son contratados por prestación de servicios. Es decir, se les paga según las consultas o procedimientos que realicen.

Pero algunas clínicas vinculan directamente a los especialistas más demandados como oftalmólogos, ortopedistas, otorrinos, pediatras. Cada EPS estipula el valor que les remunerará a los médicos, para eso existen en el país varios manuales y no hay un concepto único.

Fontalvo también manifestó que una de las quejas principales del gremio es el tipo de contratación, debido a que una gran parte son vinculados de forma indirecta, y asegura que los salarios del médico tanto general como especialistas y de los trabajadores de la salud de la línea de atención básica (enfermeros, auxiliares, etc.) han estado estancados desde hace más de seis años.
“La mayoría de las contrataciones son por prestación de servicios, eso no garantiza el servicio de salud, nos están negando la posibilidad de tener unas vacaciones remuneradas y demás prestaciones legales”, manifestó Fontalvo.

Ante la crisis nacional, los profesionales de la salud se mantienen en un panorama incierto a la espera de que el Gobierno Nacional encuentre una pronta solución que garantice a los colombianos una prestación de salud digna y se valore la labor de ellos como profesionales.
“Desgraciadamente al médico no se le respeta como antes, eso tiene que ver en parte por nosotros mismos, hay muchos profesionales que no respetan al ser humano y por pecadores pagamos justos. Esta es una labor hermosa, salvar una vida, prestarle el servicio a la gente. Es una labor que sí nacimos para esto y estudiamos medicina, nos sentimos realizados al mejorar la salud de los pacientes. Me siento muy orgulloso de ser médico. Creo que si volviera a nacer escogería ser lo que soy, medico”, concluyó el Ginecólogo Eduardo Suárez.

Día Panamericano del Médico
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) recuerda hoy el Día de la Medicina en las Américas. El día 3 de diciembre fue propuesto por la Federación Médica Argentina, a través del Profesor Remo Bergoglio, en el Congreso Panamericano que se celebró en 1953 en Dallas, Texas, en homenaje al doctor Carlos Finlay, un médico cubano, que descubrió el papel del mosquito trasmisor de la fiebre amarilla.

Hoy se cumplen 181 años del nacimiento del doctor Finlay (1833-1915). La OPS también hace un homenaje y reconocimiento a tan ilustre personalidad y trabajador de la Salud Pública mundial.

Doctor Carlos Finlay, distinguido médico cubano que dedicó su vida a estudiar la fiebre amarilla, fue uno de los cuatro miembros del comité organizador que en 1902 tuvo a su cargo la creación de la nueva Oficina Sanitaria Internacional (precursora de la OPS). Llamado por sus críticos “el hombre mosquito”, Finlay había aducido, desde 1881, que el mosquito era el único vector de la fiebre amarilla, pero nunca pudo probar su teoría. Cuando en 1900, la Junta de la Fiebre Amarilla del Coronel Walter Reed finalmente demostró que Finlay tenía razón, las condiciones estaban dadas para las iniciativas de erradicación que no solamente alejaron la enfermedad del Caribe, sino que permitieron la conclusión del Canal de Panamá.

“Esta es una labor hermosa, salvar una vida, prestarle el servicio a la gente. Es una labor que sí nacimos para esto y estudiamos medicina, nos sentimos realizados al mejorar la salud de los pacientes”.

El embotellamiento de los procedimientos en las EPS a causa de la reforma a la salud es otra arista de la crisis, perjudica la salud de los pacientes y el criterio de los profesionales de la salud.

Por Ariadne Osorio Ponce/ EL PILÓN
Ariadne.osorio@elpilon.com.co

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