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La debilidad de la planeación

Terminó ayer en el Concejo de Valledupar la revisión de las metas de los cuatro ejes del Plan de Desarrollo del alcalde Fredys Socarrás, a quien le faltan cinco meses para terminar su gobierno. Es un ejercicio interesante el que hicieron los concejales porque hoy los vallenatos pueden saber que su alcalde no ha ganado el año debido a que su Plan solo lleva un 57 % de ejecución.

Eso quiere decir, que ha hecho la mitad y un poco más de lo que planeó en el 2012 cuando se posesionó como mandatario de la capital del Cesar. Los planes de desarrollo son una herramienta de gestión que promueve el desarrollo social en un determinado territorio, sienta las bases para atender las necesidades insatisfechas de la población y para mejorar la calidad de vida de todos los ciudadanos.
Infortunadamente se puso de moda en Colombia que los alcaldes y gobernadores diseñan sus planes de desarrollo con mucho romanticismo, por no decir irresponsabilidad. Plantean hasta 300 metas para cumplir en cuatro años y al final no ejecutan ni la mitad de estas. El presidente del Concejo, Hernán Felipe Araujo, dijo que hay muchas tareas pendientes, de las cuales muchas se pueden hacer en cinco meses, pero sabemos que no todas. La Secretaría de Gobierno y la oficina asesora de Planeación es la que más metas tiene y las que, por supuesto, más han incumplido.

Bien lo dice el experto en planeación, el vallenato Roberto Carlos Núñez Vega, cuando afirma que los mandatarios deben ser más aterrizados a la hora de planear su gestión. Es mejor apuntar a pocas metas, contundentes, realizables, y no cumplir con un plan de desarrollo extenso, bien redactado y lleno de metas irrealizables.
De las experiencias de los demás también se aprende. Hay pueblos pequeños en Boyacá que tienen buenos resultados en la gestión pública porque planean con responsabilidad y de acuerdo con la realidad del entorno. Los candidatos que hoy aspiran a las 25 alcaldías del Cesar deben pensar en ese escenario de llegar a ser elegidos. No es prometer por prometer, ni planear por planear.

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