No voy a usar este espacio en donde he escrito 564 columnas –con esta- para escribir de lo mismo que están escribiendo y diciendo los colombianos del Ñeñe Hernández y su participación en eventos electorales del país, en donde mencionan al presidente Duque, ministros, gobernadores, alcaldes, senadores y miembros del Gobierno nacional.
Mis consejeros periodísticos Tíochiro y Tíonan, ni yo, vamos a repetir lo que dicen Duque, Uribe, Daza, Botero, Arango ni De La Espriella: “No conozco al Ñeñe”. Ahora nadie lo conoció, después que comieron en sus casas, hablaron con él, les hizo favores, se fotografió con ellos y hasta asistieron a eventos sociales y parrandas vallenatas con ellos.
No, esta columna periodística no va a servir de “caballito de batalla” de unos contra otros, en donde miembros del gobierno aparecen en los videos y fotos con el Ñeñe Hernández, hoy juran –repito- que no fueron sus amigos y contertulios.
Esta columna periodística no es para referirme a esa caja de pandora que, según la mitología griega, hiede y contiene todas las impurezas y la escoria de una clase política que usa a personas como el Ñeñe (sin ser un Santo) para acometer sus actos delincuenciales y hoy lo ven como el mismísimo diablo encuero, pero porque está muerto. Quisiera Tíochiro que resucitara el Ñeñe, para que les restregara esas mentiras en sus caras.
Los políticos que ayer fueron compadres, hermanos y contertulio del Ñeñe son hoy como lo refiere, en su canción, el insigne compositor Isaac Carrillo: “…Se ve lujosa por fuera, bonita y muy reluciente por dentro hay un esqueleto, cubierto de iniquidad. La mujer mala y bonita, tiene pacto con el demonio…”. Así son los políticos –ni más ni menos- se alían hasta con el demonio para encontrar el propósito. (Advierto que no es nada particular contra las mujeres, ni más faltaba).
Esta columna periodística la escribo no para señalar a esa sarta de políticos que montan una chusma detrás de ellos para que les apague el fuego. Hay ejemplos, que mis consejeros periodísticos podrían mencionar hoy aquí, de gobernantes que son inocentes de saqueos, contratos mal habidos y demás actos corruptos. Gobernadores y alcaldes que están libres y hasta repiten elecciones, mientras que algunos de sus ex subalternos están pagando cárceles, inhabilidades y destituciones por los hurtos que no cometieron.
No es el caso mencionar a ninguno, pero muchos fiscales y jueces del país saben quiénes son los corruptos. Uno a diario ve a los corruptos y a quienes representan al poder judicial y al poder ejecutivo, compartiendo entre sí, amangualados, y la gente de bien es la que hace el ridículo.
En Colombia hay gobernadores y alcaldes que “venden” los contratos, pero quien va a la cárcel no es el Gobernador ni el Alcalde, es el subalterno, el secretario de obras o de salud. Aquí en Valledupar, un Gobernador vendió hace pocos años, cuatro contratos de casi $90 mil millones por $17 mil millones, a un candidato al Senado, eso lo dicen a cuatro voces, pero no pasa nada.
Así se mueve la cosa pública. Se hacen elegir a través de la Ñeñepolítica o con la Aydamerlano como cualquier vulgar ladrón, y ya elegidos se blindan y el pagano es el subalterno, es otro quien va preso. Colombia en otras palabras es como dicen mis consejeros periodísticos Tíochiro y Tíonan: “un país diabólico para los buenos y un paraíso para los corruptos y malos. Hasta la próxima semana. tiochiro@hotmail.com