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La crisis de los centros urbanos

MEDIO AMBIENTE
Por: Hernán Maestre Martínez

Valledupar, Ciudad Ecológica de Colombia. Recuperemos y conservemos las cuencas de los ríos Guatapurí y Cesar.

El crecimiento demográfico a través de la historia es considerado un fenómeno reciente, llevado a cabo en los siglos XIX y XX. La población en el siglo XIX creció lentamente, alcanzando en 1830 mil millones de habitantes; sin embargo, un siglo después, en 1930, se había duplicado.
Más tarde este crecimiento se aceleró ya no por siglos, sino por décadas y por años. Para el 2009 se estimó que la tierra soportaba siete mil millones de habitantes y se calcula que para el 2033, serán nueve mil millones.

De acuerdo con esta explosión demográfica, para el caso colombiano notamos que uno de los fenómenos más protuberantes en los últimos años, es la acumulación progresiva en las grandes ciudades y algunas ciudades intermedias (caso Valledupar).

Las familias huyen del medio rural para buscar en lo urbano condiciones mejores y cierta seguridad que no le ofrece el campo, un ejemplo patético es la rampante violencia que los desarraiga o los expulsa, esta migración incesante a veces espontánea, determina nuevas condiciones para el asentamiento de la población que por no ser planificada, trae consigo la más variada y peligrosa serie de problemas.
Como la realidad no es la que los migrantes y desplazados sueñan, se crea una serie infinita de dificultades, cuya solución tiene a la postre que afrontar el Estado. En la casi totalidad de ocasiones los organismos oficiales no están habilitados para esa labor y, claro, el desajuste genera circunstancias indeseables y difícilmente solucionables por la debilidad de recursos económicos.

El incremento no frenable de la población, acelera su hacinamiento en los sitios de mayor desarrollo aparente. Como consecuencia, las autoridades locales enfrentan desafíos superiores a su posibilidad efectiva de vencerlos. Todo ello con desmedro de la salud física y moral de las generaciones jóvenes. La verdad es que se nota una actitud pasiva del Estado en todos sus niveles frente a esta realidad.
Se lucha por resolver problemas cotidianos, con medidas de urgencia y características provisionales. Pero no se cuida de llegar hasta las causas primeras del mal para atacarlo allí. Esa omisión es la semilla de perturbaciones, que ineluctablemente seguirán germinando en el futuro.
Es tiempo de atender con preocupación este problema que cada día es capaz  de promover una cadena interminable de conflictos. Colombia rápidamente pasó de una significativa población rural a urbana, por ello estamos en la necesidad muy premiosa de organizar y poner en acción una política de gran aliento, que frene las migraciones o desplazados, dándole seguridad en el campo y creándoles oportunidades e incentivos de trabajo con salud y educación, vale decir, con acomodamiento familiar, evitando así, muchos riesgos de disolución moral y perversión social.
En general, hay que crear en el ambiente rural condiciones que hagan halagadora la permanencia en él. El encanto de la vida campesina es tema del pasado y exclusivamente literario. La realidad es menos atractiva. Pero podría modificarse si hubiese empeño en hacerlo y si apreciáramos con objetividad el peligro de las aplastantes hordas de desplazados que llegan a las ciudades tal como sucede en Valledupar que recibe permanentemente abundantes emigraciones que forman cordones de pobreza y de miseria con un porvenir de visos explosivos muy cercanos y que tiene en crisis este perímetro urbano y sanitario  por las permanentes exigencias entre otros de servicios.
Es importante señalar finalmente, que los problemas generados por el crecimiento urbano inusitado ante el medio que nos rodea, enfrenta realidades cotidianas por el DETERIORO DEL AMBIENTE y sus efectos directos e indirectos en la salud, como son contaminación de agua, aire y suelo, la generación de residuos y contaminación visual. En síntesis, estos crecimientos poblacionales imponen demandas crecientes al AMBIENTE en el consumo de productos y la imparable generación de residuos, lo que representa una carga adicional tanto en su producción como en su uso y eliminación.

NOTA BREVE:

Señora Gerente de la Electrificadora, los apagones nos están ocasionando múltiples perjuicios, ¿Cuándo tendremos un servicio confiable?

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