Entre otras cosas…
Por: Dario Arregoces
A pesar de lo ambicioso que pudiera parecer el rótulo del presente artículo, lo que pretendo realmente es una aproximación a un tema, de palpitante actualidad, y es el de la cremación del cuerpo, en nuestros días. Es muy frecuente ver en los enlatados gringos, ceremonias fúnebres, con el esparcimiento de las cenizas al mar, como solemne epílogo. La costumbre de cremación de cadáveres es muy antigua, se remonta al antiguo Oriente Próximo, 2000 años antes de Cristo, procedimiento muy frecuente, aunque no universal, en Grecia y Roma, donde la costumbre prescribía incinerar sus muertos en grandes piras. Fue considerada una costumbre propia de los pueblos bárbaros. Bíblicamente no parece existir ninguna prohibición en relación a esta práctica. No obstante es de recordar que el cuerpo sin vida de Cristo, fue confinado al sepulcro, según relato del Antiguo Testamento, respondiendo a los usos y costumbres de aquél entonces. También se sometían a la cremación a quienes la sociedad despreciaba, por sus actos ruines.
La Doctrina Católica, como la Adventista, la Cienciológica, la Luterana y la Metodista, entre otras, no prohíben la práctica de la cremación entre sus fieles, como sí lo hace el Islam y el Neo-confusionismo. Se concluye pues que la mayoría de las congregaciones religiosas, se muestran a favor este procedimiento.
En apoyo de lo anterior nuestra Iglesia Católica a partir del Concilio Vaticano II optó por aconsejar vivamente que se conserve la piadosa costumbre de sepultar el cadáver de los difuntos; sin embargo no prohibió la cremación y en consecuencia no es considerada como pecaminosa, ni pagana.
El Código de Derecho Canónico de 1983 expresa en su canon 1184 lo siguiente: “Se han de negar las exequias eclesiásticas a no ser que antes de la muerte hubieran dado alguna señal de arrepentimiento: 1-….2- A los que pidieron la cremación de su cadáver por razones contrarias a la fe cristiana”.
Por su parte el Código Penal Colombiano, tampoco erige como delito la cremación de cadáveres, salvo que este procedimiento se haga para asegurar la impunidad del homicidio.
Actualmente en Colombia, crece el número de servicios funerarios perfectamente legales, que ofrecen el servicio de la cremación de cuerpos, que consiste en introducir el ataúd a un horno con temperaturas que van desde los 870° grados centígrados hasta los 980° y una vez cumplido este procedimiento se hace entrega de las cenizas a sus deudos, quienes podrán estar presente siempre que no padezcan de cardiopatías o afecciones similares.
El cuerpo es introducido a la retorta (cámara crematoria), en una caja de cartón corrugado e en un ataúd tradicional. También se utiliza una caja de cartón con armazón de madera con apariencia de ataúd, que puede ser reutilizada. El sistema operacional funciona a gas propano o gas natural de uso industrial.
Mi espíritu investigador me llevó a indagar por las funerarias que en esta ciudad prestan este servicio y ¡Oh sorpresa, No hay ninguna! Si usted desea la cremación de un ser querido, cuyo deceso se produzca en esta ciudad, tendrá que trasladarse a la ciudad de Barranquilla o Santa Marta, lo que obviamente incrementa su costo. Recuerdo que hace unos años en Valledupar, no se usaban las llamadas salas de velación, hoy por excepción las honras fúnebres se realizan en la casa. ¿Será que con el tiempo, la cremación se pondrá de moda? Ahora bien amigo(a), que con tanto interés sigue estas líneas, permítame preguntarle ¿Qué piensa usted, sobre el tema? ¿Qué prefiere, la inhumación o la cremación?
LA FRASE DE CIERRE: “- Ese cuerpo, señores, que con piadosos ojos estáis mirando, fue depositario de un alma en quien el cielo puso infinita parte de sus riquezas-“. Obra: El Quijote. Autor: Miguel de Cervantes Saavedra.
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