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La cosa en sí, la fotografía de Gina Morón

Los objetos parecen nuestros porque estamos acostumbrados a que tienen una utilidad en nuestra vida cotidiana. Esa utilidad bien puede hacerlos parecer desprovistos de propiedad y así los dejamos puestos por ahí, en algún lugar al alcance. La fotografía de Gina Morón ha reaccionado a esta inmediatez, para fijarse en el significante y desde allí trazar ahora significados que pueden incluso ser rechazados por el objeto mismo, tal es su mismidad. 

Han rechazado el color, no solo por la pureza que representa la fotografía en blanco y negro o por la efectividad de su factura o por el juego exacto de las figuras y la preeminente configuración con mayor grado de contraste y nitidez del enfoque, sino porque los objetos tienen certeza de ser ‘la cosa en sí’

No dependen de interpretaciones al vuelo. Se nota que han trasnochado a la fotógrafa,  hasta llevarla a ser capaz de limpiarlos en su mente, para luego darle permiso de apostar por decir con ellos su mundo. 

Un unicornio salta del tablero de ajedrez y queda suspendido en el aire, un compás ha decidido trazar un cuadrado, una maquina de afeitar puede borrar la escritura, un lápiz es la mejor flecha para el arco, una dona de chocolate no se dejará morder.  

Los objetos han hecho a la fotógrafa parte de su mundo y se han dejado registrar casi como un acto de rebeldía en contra de haberlos despojado de su ánima.

Gina Morón ha podido hacer foco en estas almas, ha entendido el movimiento perpetuo de todo, sabe que no hay solidez y por eso puede articular conexiones únicas y atraparlas en un click, para dejarnos la evidencia de esta conspiración silenciosa entre ‘ella y la cosa en sí’. 

Por María Angélica Pumarejo

Categories: Cultura
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