Se puede interpretar, por error, que la Corte Constitucional, de mala leche, haya fallado en contra de una promesa del presidente Duque de liberar a los niños de la drogadicción en los parques, dentro de una estrategia deliberada de contraponerse, con sesgo político opositor.
No es así ya que dejó claro que la prohibición del uso de alcohol y de droga en cantidades mínimas en espacios públicos no afecta perse la convivencia y el goce del espacio; que hay otras herramientas en el mismo Código y en otros para que la Policía intervenga cuando se afecte por la conducta de quienes hacen uso de aquellos elementos, los derechos de los demás, por ruido, obstrucción, agresión, etc.
Es cierto que esta decisión se suma a la de la misma Corte de que el Congreso con las debidas mayorías derrotó las objeciones del presidente a la Ley Estatutaria de la JEP, y a la de esta, en primera instancia, de rechazar la extradición de Santrich, la del Consejo de Estado de no darle muerte política y la consecuencia de la Corte Suprema en sala penal de liberarlo.
Sumadas darían la impresión de que hay una maniobra y el partido de Gobierno, aprovechando la derrota, acusando el golpe, ha salido a decir que tienen clara intención política.
Analizadas en su motivación y alcance responden a razonadas justificaciones jurídicas. Fue el Gobierno el que cierto de la debilidad juridica de esas posiciones hizo apuestas públicas de que, por ser en general populares, iban a sortear con alegría el paso por la jurisdicción.
El presidente dice que no va a renunciar a que el microtráfico se apodere de esos lugares en especial los cercanos a las escuelas. Le siguen cientos de mandatarios municipales. Nos parece plausible, pero debe hallar los medios para esa fin. La penalización del consumidor, que la Corte había venido rechazando desde los años 90’s, hace ver que se debe reducir es el tráfico, las bandas, y hacer una gran campaña de prevención y salud pública, en la familia y la escuela.
Cada región, tratándose del licor, tiene su condición. El primer lunar del Código de Policía se dio en las fiestas de los pueblos y en certámenes como el carnaval de Barranquilla, en el que el alcalde Char salió a cuestionarlo, pues el pueblo sale a las calles cerveza en mano. O al procurar evitar la policía su consumo en las playas.
Es lo que estamos viendo aquí cuando un jueves a las 7 de la noche en Playa Maravilla no se pueden unas cervezas los turistas. Que sea por falta de policías es entendible pero que no se aduzca la norma pues a la luz del fallo de la Corte cuando esos visitantes no alteran los derechos de otros ni agreden a nadie.
Silvestre tiene derecho
La Corte en el fallo habla de que toda persona es libre de establecer su plan de vida. Es el derecho que tiene el sobresaliente Silvestre Dangond a llegar aquí en avión propio o charter (como llega cualquier personalidad, incluido, a propósito, Santrich quien lo hizo en goce de libertad) , a quien nuestro buen columnista Jorge Nain, llama a “aterrizar, no en el aeropuerto de Valledupar, sino en la vida”.