Algo sobre
Por: José Romero Churio
La urgente operación del presidente Santos por cáncer de próstata, estando en convalecencia el vicepresidente Angelino Garzón, por un accidente cerebrovascular, que lo mantuvo en estado de coma durante varios días y lo ha dejado con secuelas neurológicas, ha generado una controversia, en razón a que la coincidencia de las enfermedades del Presidente y su Vice ponen en entredicho la gobernabilidad nacional.
Si bien el presidente Santos no ha dejado de ejercer sus funciones, a pesar de las limitaciones físicas que le produce la cirugía que, actualmente, gracias a Dios y al adelanto científico suele ser exitosa. No se debe ignorar que dicho procedimiento quirúrgico conlleva riesgos de complicaciones y de muerte.
Analizando las enfermedades del presidente y su vice, la de este último es más delicada, ante lo cual el actual presidente del Senado, el oportunista Roy Barreras, en claro revanchismo político ataca a Angelino Garzón con el argumento de que está muy enfermo y, en consecuencia, debería renunciar voluntariamente de su investidura, para que el Congreso elija a una persona idónea con plena capacidad para remplazar al Presidente, en caso de su ausencia temporal o absoluta como lo dispone la Constitución Política.
Sobre las secuelas de la enfermedad del Vicepresidente, pareciera que ya no está incapacitado laboralmente; por ejemplo, cómo se explica su presencia el sábado pasado en Valledupar, en la clausura de un Foro sobre Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario, donde participaron voceros de la sociedad civil, dignatarios gubernamentales y delegados de la comunidad internacional.
Ante tal ambigua situación, el Senado, así como está exigiendo que el Vicepresidente se someta a un examen por una selecta comisión médica que verifique y certifique si está apto o no para remplazar al Presidente. Asimismo debería aclararle al país si la asistencia del Vicepresidente Angelino a la clausura del citado foro, fue en representación del gobierno o voluntaria con el derecho que tiene todo ciudadano, o fue por invitación especial no gubernamental. Esto se esclarece, investigando si el vicepresidente viajó a Valledupar con viático oficial o el mismo sufragó el costo o se lo pagó quien lo haya invitado.
Bajo este punto de vista, esta polémica, a todas luces, es más por intereses particulares que por la salvaguarda de la gobernabilidad nacional, entre otros, porque el oficialismo quiere volver a la figura del Designado, que es elegido por el Congreso y no por el voto popular. Lo que supuestamente evitaría tanto disenso entre la fórmula presidencial.
Para lo anterior se requiere la aprobación de un Proyecto de Acto Legislativo en el Congreso, que reforme la Constitución política, como este proceso es prolongado, quizás sería para el próximo periodo gubernativo; es decir, Angelino terminaría su cuatrienio, si no renuncia o lo obligan abandonar su investidura, que parece improbable, salvo el caso que le repita el accidente cerebrovascular o vuelva a sufrir un nuevo infarto cardiaco.
Angelino ha declarado que renunciaría a la vicepresidencia si el presidente Santos se lo requiere, pero en estos momentos, en el cual, el Presidente está dando muestras de amplia democracia, en busca de lograr la reinserción de las FARC a la sociedad civil, a través del dialogo, en verdad, los colombianos somos conscientes de que tal requerimiento no se llevará a cabo.
Ya la Cámara de Representantes avaló la demanda de Angelino, de que el Congreso en plenaria lo escuche, para exponerle a los congresistas y al país los motivos de su negativa a renunciar a la vicepresidencia y la de no someterse a un examen médico que determine si es competente física y mentalmente para remplazar al presidente de la republica. Falta ver si el Senado en cabeza de Roy Barreras también la acoge.
Mientras tanto, el presidente Santos sigue gobernando con Angelino Garzón como Vicepresidente hasta que terminen el periodo, claro está, si Dios lo permite.