En la vida uno se encuentra con gente valiosa que te aporta, que te valoran por lo que eres y significas como ser humano, como profesional.
Otras que te dejan un sinsabor; porque entendemos que su paso por la vida, su objetivo es llenar de oscuridad lo que otros quieren iluminar.
Me dejaron una tarea, un ser de luz; para hablar con aquellos que también podrían irradiar luz y colores pero que están opacos, quizás por el temor que les generan los del oscurantismo nefasto que hoy cubre nuestra nación; por el temor de verse en la mira de los poderosos y de quedarse sin trabajo, para que no se dejen amedrentar, para que no se dejen llenar de oscuridad, y que entiendan que no pueden trabajar con miedo; pues la Colombia que queremos es otra.
Colombia no es una finca privada, ni una tienda que se maneja de manera arbitraria, y aquí ofrezco disculpas a los señores tenderos; termina siendo más digno su trabajo que el de los dirigentes de la gran Colombia.
No podemos permitir que se pisotee la dignidad de un profesional. Tampoco que se juegue con la honra de los trabajadores por la necesidad de conservar su trabajo.
Hoy vemos a los niños indígenas y no indígenas morir de hambre y de sed, en La Guajira y en todo el territorio nacional. Mientras se roban el presupuesto de las entidades públicas.
Hoy vemos como se regala nuestro patrimonio por los malos dirigentes de este mamerto país. Con el único propósito de ampliar sus arcas personales. Para generar monopolios y seguir con el círculo vicioso de quitarle al pueblo y darle a los ricos.
No queremos una Colombia violenta, con hambre. No queremos más desplazados y desmovilizados. Simplemente no queremos más grupos ilegales armados, atemorizando y matando a nuestros hermanos.
No queremos lo mismo cada cuatro años, presidentes, gobernadores, alcaldes. Los dirigentes políticos de siempre que polarizan, dividen y reinan.
Así nos dejamos joder y peleamos entre nosotros que Uribe si o que Petro mejor. Que estupidez.
No queremos más congresistas ineptos, especialmente los del Cesar. No queremos más votantes borregos.
Que venden su conciencia por un kilo de arroz.
Ésta no es la Colombia que queremos, a despertar pueblo querido.
Simplemente estamos cansados de las maquinarias gobiernistas, que compran conciencias, que compran periódicos y periodistas, que compran ciudadanos para reelegirse una y otra vez.
No queremos ser el país más feliz del mundo cuando nos enfrentamos en franca lid por la paz que no se ve por ninguna parte. Los de siempre maquiavélicos de la paz.
No queremos ser el país que más desocupados tiene, no hay trabajo y sin embargo el carnaval, el festival y todo ese circo que día a día nos muestran, siguen haciéndonos el país más feliz del mundo. ¡Increíble! Gracias Mr. T por la tarea.
Queremos gobernabilidad, queremos profesionales, políticos o no, que quieran emancipar al país de la corrupción; que haya trabajo y oportunidad para todos, salud, vivienda, educación, manejar el país sin utopía, ante una realidad en la que, entre todos, construyamos el mejor vividero del mundo y ahí sí ser los más felices, pero con garantías. Esta es la Colombia que queremos. Sólo Eso…
Por Eduardo Santos Ortega Vergara