Por Imelda Daza Cotes
La subregión de Zapatosa abarca cinco municipios: El Banco, Chimichagua, Chiriguaná, Curumaní y Tamalameque, alberga el mayor complejo de lagunas de Latinoamérica en un área de 30.000 hectáreas; en época de inundaciones puede extenderse a 50.000 has. y almacenar hasta mil millones de metros cúbicos de agua. Es zona de reproducción y alimentación de aves, peces, mamíferos, reptiles y otras especies; también es hábitat de aves migratorias. Desafortunadamente la sostenibilidad de este valioso ecosistema está amenazada por la sobreexplotación incitada por la falta de oportunidades y de alimentos para una población que vive en medio de graves limitaciones económicas. Un 65% son pobres.
La situación ambiental de la ciénaga y de quienes habitan su entorno es crítica y ha sido diagnosticada en investigaciones realizadas en su mayoría por la Universidad Nacional en coordinación con Corpocesar. Pocos conocen estos estudios que no se difunden, no se debaten, ni comprometen, aunque en campaña electoral todos los aspirantes se refieren superficialmente al tema
La degradación ambiental de la Ciénaga se manifiesta en deforestación, humedales colmatados y contaminados y reducción de la pesca. Gran parte (95%) del territorio está dedicado a actividades extractivas, pastoreo, leñateo y caza indiscriminada; la ganadería genera poco empleo, es extensiva y altamente depredadora; la agricultura es una actividad marginal. La productividad de la región es bajísima. Hay una interesante actividad artesanal en Chimichagua, Tamalameque y El Banco que merece apoyo gubernamental. La actividad minera amenaza la habitabilidad de la región. Las escasas regalías han significado ruina moral y malversación de fondos en los municipios mineros.
La escasa presencia del Estado y las precarias administraciones locales son causa fundamental del problema. Sin embargo, parece que Corpocesar está empeñado en difundir e implementar un “Plan de Manejo Ambiental para la protección y restauración de la Ciénaga” que podría constituir un primer paso hacia la recuperación de esta valiosa riqueza regional. También está convocado para esta semana, en Chimichagua, un Foro Socio-ambiental cuyo temario suena ambicioso. Hay que meterle gente y conciencia social a estos encuentros para que los ciudadanos conozcan su entorno, analicen los problemas y se comprometan en acciones efectivas. Es ineludible combatir la pobreza, único camino para romper la dependencia de los recursos naturales y mermar la sobreexplotación.