El pasado 15 de agosto de este 2023, se hizo la presentación oficial de los libros ganadores del concurso departamental de poesía 2021 y 2022 en el auditorio principal de la Biblioteca Rafael Carillo Lúquez.
Los ganadores fueron: el distinguido poeta Cesar González con su poemario ‘El portal de los árboles’ ganador del año 2021; el ingeniero poeta Wilfrido Rodríguez Orozco con el poemario ‘La casa’; ganador de la versión VI del año 2022.
Una invitación extendida por la directora ejecutiva de la biblioteca la doctora Yasmín Rocío García Meneses y por su diligente asesor cultural, Darío Leguizamón.
Como siempre una velada muy bien organizada y concurrida. Muy sobria, que dejó una agradable sensación de calidez entre los autores, los presentadores y el público.
Tuve la fortuna de encontrarme en la puerta de ‘La casa’ con Wilfrido, e inmediatamente me invitó a que le acompañara en la presentación del libro, eso me agradó y de una agendamos la fecha esperada.
En la presentación del contenido del libro, hay un epígrafe del propio autor que dice: “De las ramas de un palo e mango, vi caer el encanto de las hojas secas, restos que cimentaron la arqueología del recuerdo”.
Y en los apartes de esa presentación resaltó la descripción de ‘La casa’ como… “la ironía de un verso disecado en las vértebras de mi infancia”
La magia de la pluma de Wilfrido, los maravillosos recuerdos de su casa y de su albor, nos adentran en la estupenda sinfonía de los versos que van hilvanando sueños: “Mi alma errante hurga entre las ruinas, aviva las cenizas de los ánimos templarios y el combustible de la tristeza quema mi garganta (no se consume nunca) concediéndole santidad”
Nos quedamos inicialmente en la terraza y allí recordamos con agrado que Wilfrido Rodríguez Orozco, es vallenato, nacido en el año 1978; nos contó que es ingeniero industrial y magíster en economía social y también en desarrollo empresarial.
Para que podamos entender su pasión por la lectura y las letras, nos comentó que ha sido pertinaz en el tema y eso le ha permitido posicionar su nombre no solo en el ámbito local, también nacional e internacionalmente.
Sus logros hablan por él, y lo hacen de manera especial, como yo, con el corazón henchido de orgullo.
Wilfrido realmente se merece los honores, los reconocimientos y la altura que su nombre ha adquirido en los últimos años.
Es honroso, primero, acompañarlo en la presentación de ‘La casa’, segundo, ser parte junto con él y el profesor José Atuesta Mindiola, de ‘Valle DE Poesía’, colectivo que trabaja en la gesta cultural.
Y tercero, pero no menos importante para mí, ser su amigo.
Gracias apreciado poeta, por invitarme y evocar su habitación con paredes de libros y recordar de su gusto que: “La cocina era sagrada, como la piedra que muele el chile, o la cama flotante en el patio, eran santuarios donde me revelaba contra todo pacto”.
Y como dice usted en sus versos, continuos y largos, perfectos y enternecidos… ‘lo que queda es la palabra, el lugar de la palabra, su movimiento perpetuo’.
Nos seguiremos encontrando en todo momento, esos momentos mágicos y especiales de las letras que perduran por muchas eternidades. Sólo Eso.
Por Eduardo Santos Ortega Vergara.