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La caminante turca que recorre el mundo en bicicleta se enamoró de Valledupar

La turca tiene 30 años de edad y hace 5 años inició toda esta aventura.

La psicóloga Seray Daggencen, de 30 años de edad, es una ciudadana turca que viene recorriendo el mundo, inicialmente como mochilera y actualmente en bicicleta. Hace unos meses llegó a Colombia y en este momento se encuentra en Valledupar como parte de su recorrido, el cual inició en su país de origen y posteriormente se desplazó a Europa. 

Esta joven aventurera, con la ilusión de conocer Sudamérica entró a Brasil y desde allí sintió el deseo de cambiar su modalidad de transporte, pasó de mochilera a ‘biciturista’; en ese sentido, luego de un tiempo en el país vecino, se trasladó hasta Colombia donde su primer destino visitado fue Amazonia y consecutivamente Bogotá. Al llegar a la capital del país decidió armar su bicicleta y acompañada de ella recorrer el continente. 

“Estando en Brasil conocí dos cicloviajeros que me motivaron a seguir mi trayecto en bicicleta. Todo este tiempo quise montar una bici para cambiar la manera en la que estoy conociendo el mundo, pero no lo había hecho; llevaba años mochileando y quise vivir la experiencia en bici”, contó Daggencen.

Viajar desde Bogotá a Valledupar en avión puede tardar una hora aproximadamente, y en bus o carro particular 18 horas, más o menos; sin embargo, esta joven hizo ese mismo recorrido en su bicicleta en tres semanas. “Salí desde Bogotá pedaleando y demoré tres semanas en llegar a Valledupar, porque estuve haciendo pausas en los pueblos para conocer las culturas y costumbres de cada uno de ellos. Lo que más me gusta de este estilo de vida, es que a través de él he aprendido lenguas, carpintería, jardinería, artesanía, costumbres, tradiciones; porque en cada lugar he tenido que aprender a hacer algo para vivir”.

Una de las cualidades más bonitas de esta mujer, además de su acento, rasgos físicos y sonrisa, es la fuerza con la que diariamente se levanta con la ilusión de conocer una nueva cultura, mientras que en su bicicleta cargada de ‘motetes’ transporta su felicidad.

Una de las cualidades de esta mujer es la fuerza y valentía con que día a día pedalea en su bicicleta sin miedo.

LO QUE CONOCE DE VALLEDUPAR

La ‘biciturista’ lleva en Valledupar menos de una semana y durante ese tiempo ha conocido algunos sectores de nuestra ciudad, entre esos el parque de La Provincia, lugar en el que conoció los monumentos elaborados para exaltar la labor de los cantantes vallenatos; el río Guatapurí, que con sus aguas frías y cristalinas logró encantar a la visitante turca; el centro o ‘galería’ municipal, murales y algunos corregimientos cercanos a la capital del Cesar. 

“El vallenato lírico me encantó porque me gusta la poesía y eso es el vallenato. Antes de llegar acá ya sabía de la existencia de este género, pero nunca me había fijado o detenido a analizar la letra de las canciones. En cuanto al río, me gustó mucho porque es frío y la ciudad es caliente”, expresó.

Relató que uno de sus planes favoritos ha sido ver los murales que hay en la ciudad, charlar con los artistas, conocer ciclistas y escuchar a los nuevos cantantes de vallenato que hacen sus presentaciones en vivo en los restaurantes. Además, añadió que Colombia, y especialmente Valledupar, está lleno de personas amables y cariñosas que la han ayudado con cualquier gesto para que ella pueda continuar su recorrido.

Tras preguntarle a dónde se dirigía después de salir de Valledupar, contó: “Seguiré mi recorrido hacia La Guajira y después voy a bajar por todas las playas del Caribe colombiano, espero estar en Barranquilla para cuando empiece el carnaval; después iré a Medellín, Eje Cafetero, Cali y finalmente a Pasto, y de ahí me dirijo a Ecuador”

En Valledupar logró contactar a algunas personas que le están brindando hospedaje y comida, no obstante, afirmó que su estilo de vida es un poco ‘salvaje’. “Yo tengo todos los implementos para acampar,  estoy viajando con un presupuesto limitado y mis gastos los cubro con trabajitos que salen por ahí: Haciendo malabares en los semáforos, vendiendo mis zapatos, haciendo y vendiendo artesanías. Particularmente siempre busco un lugar seguro para mí y para mi bici, puede ser una bomba de gasolina, una estación de bomberos o policías, afuera de una iglesia, un banco, a veces me acerco a casas que tengan jardines o terrazas y les pido permiso de quedarme ahí. En ocasiones esas personas me invitan a su casa para darme algo de comida”.

¿ES FELIZ?

En diálogo con EL PILÓN, aseguró en repetidas ocasiones, que decidió recorrer el mundo porque su alma nómada no le permitía continuar en un solo lugar. Tras preguntarle si tenía miedo de viajar sola, respondió que no; palabra que estuvo acompañada de una enorme sonrisa en su rostro, aseguró que es muy positiva y todo lo que recibe es gratitud de parte de la gente.

Seray Daggencen, de 30 años de edad.

“Para mucha gente la felicidad es tener una familia, un trabajo, una casa, y eso está bien; pero mi felicidad es estar por el mundo como un alma libre. En cuanto a los miedos, yo decidí quitarlos de mi mente y siempre pienso positivo, creo mucho en la ley de atracción. Gracias al cielo, desde que emprendí mi viaje no me ha pasado nada, todo lo contrario, solo me han pasado cosas maravillosas, porque es lo que siempre trato de atraer. Los peligros están en todos lados, pero si quieres que nada te pase, enciérrate en tu casa y no salgas nunca de ahí, aunque te estarás perdiendo lo bonito de la vida”, concluyó.

Ketty Gutiérrez Maestre/EL PILÓN 

Kjgutierrezma.18@gmail.com

Categories: Crónica
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